Deuteronomio
Lección 8 Capítulo 6
Aunque ya hemos hablado de esto un poco, el enfoque de Deuteronomio capítulo 6 se centra en los versículos 4-9 y especialmente en los versículos 4 y 5. Los versículos 4 y 5 son considerados tan importantes para la fe de la adoración a Jehová que se le ha dado un título aparte: el Shema.
El Shema también va por otro nombre: Escucha oh Israel. El Shema es muy fundamental a la base de toda la Torá (y a los principios cristianos) que vamos a examinar de cerca hoy. Y para aquellos que dicen (erróneamente) que Jesucristo vino a distanciarse a sí mismo y de sus seguidores de la Torá (a pesar de Su contundente declaración en Mateo 5:17-19 que dice lo contrario), escucha este pasaje del Evangelio de Marcos (también presente en los otros Evangelios sinóptico), Marcos 12:28 – 30: LBLA Marcos 12:28-30 28 Cuando uno de los escribas se acercó, los oyó discutir, y reconociendo que les había contestado bien, le preguntó: ¿Cuál mandamiento es el más importante de todos? 29 Jesús respondió: El más importante[n] es: “Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es; 30 y amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza.”
Ahora, escucha a Deuteronomio 6:4,5: LBLA Deuteronomio 6:4 4 Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es. 5 Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.
Yeshua estaba, por supuesto, citando el Shema; Él estaba citando la Torá. Pero cuando escuchamos a la mayoría de los líderes evangélicos de la iglesia hoy en día uno pensaría que todo lo que Jesús hizo fue esencialmente decir, “tira y olvida todo lo que sabes, te voy a dar nuevas leyes y órdenes que reemplazan todo lo que venía antes”. Además, observe que Jesús tampoco saca a “Israel” de esta afirmación, ni lo reemplaza con “iglesia”. Se me ocurre que generalmente cuando se nos pregunta cuál es el mayor mandamiento, hemos sido lo suficientemente entrenado para saberlo; así que respondemos de inmediato con “ama al Señor con todo tu corazón, mente y fuerza”. Como estamos citando al Mesías, ¿Por qué nosotros intencionalmente lo citamos ERRÓNEAMENTE a Él? ¿Por qué empezamos a citar la mitad de esa afirmación? ¿Por qué simplemente quitamos “Escucha O Israel el Señor es nuestro Dios, el Señor es Uno” que lo precede? Por lo tanto, cristianos gentiles, si vamos a decir que hay mandamientos que son para Israel, y que estos mandamientos son aparte de los mandamientos que son para “la iglesia”, entonces, junto con la eliminación de los 10 Mandamientos (que fueron dados a Israel como parte de la ley), la honestidad intelectual nos obliga también a tirar este mandamiento de la Torá de Jesús de amar a Dios COMO el Dios de Israel.
Sólo para que no me malinterpreten: yo estoy afirmando enfáticamente que NO hay mandamientos y evangelios separados para Israel versus para la iglesia y que, por supuesto, los 10 mandamientos y el Shema son para la iglesia tal como lo son para Israel.
También estoy afirmando que es desgarrador e indignante que por tantos siglos el cristianismo institucional ha optado por declarar falsamente la abolición de la Torá, supuestamente para ser sustituida por el establecimiento de Jesús de una nueva religión completamente aparte de la fe hebrea; una religión por, de, y para los gentiles. Nosotros hemos sido llevados (y hemos aceptado FÁCILMENTE) a un camino torcido; y el fruto de esa aceptación es la promulgación de toda una serie de doctrinas falsas que han conducido a las Cruzadas, a la Inquisición, al restablecimiento del Humanismo Secular y al Holocausto. Y ahora, en nuestro tiempo, nuestra amada iglesia se ha vuelto impotente, ensimismada y orientada hacia la prosperidad, mientras todo el tiempo ignora el impacto del renacimiento profético de Israel y el regreso de Jerusalén al control de los hebreos. Nosotros hemos visto a la institución cristiana avanzar hacia el Ministerio externalizado, un evangelio diluido pero diversamente tolerante, un Jesús que está separado del Padre, una negación del pecado y del mal, y la observancia de fiestas paganizadas ignorando aquellas que el Señor Mismo ha declarado santo.
El Shema debe ser un llamado para que el pueblo de Dios despierte; todo el pueblo de Dios.
Leamos juntos este inescrutable profundo capítulo 6 de Deuteronomio, que expone la base de la Torá, el Shema, que da poder a la palabra de Dios al igual que el núcleo fundido de nuestro planeta alimenta los procesos vitales de la tierra.
LEER DEUTERONOMIO CAPÍTULO 6
Durante los capítulos 1 al 5 Moisés ha estado reforzando hasta este punto: una reintroducción (tal vez incluso una re-presentación) de las leyes y mandamientos dados a Israel por Jehová en el Monte Sinaí. No puedo enfatizar lo suficiente que la razón por la que Moisés repite estas regulaciones que ya se han dado a Israel unos 40 años atrás, es que las mismas se están presentando a toda una nueva generación de hebreos que obviamente sus padres no les han enseñado estas leyes, la primera generación del éxodo (todos muertos y enterrados en la arena del desierto). Además, él lo está dando al grupo que está a punto de hacer lo que sus padres se negaron a hacer: conquistar la tierra de Canaán. Estas personas no están más que a días de entrar en una batalla a largo plazo (una Guerra Santa) que les costará la vida de miles de ellos.
Moisés afirma que lo que él está a punto de enseñarles es exactamente lo que el Señor le dijo que dijera a Israel la primera vez: nada más y nada menos, y que estas leyes y resoluciones deben seguirse escrupulosamente cuando entren en la Tierra Prometida. La razón por la que Israel necesita seguir la Torá es para que las cosas le vayan bien a Israel y que todas las bendiciones que el Señor tiene preparadas para ellos se hagan realidad. La última mitad del versículo 3 trae dos pensamientos juntos: primero, lo que se está preparando para ellos en Canaán es mucho más que mera sobrevivencia, es una vida abundante; ese es el significado de la frase, “una tierra que fluye con leche y miel”. En segundo lugar, le recuerda a Israel que lo que está a punto de suceder (la herencia de una tierra propia) es el cumplimiento de la promesa (el Pacto de Abraham) dado a “sus padres”, lo que significa los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob.
Observa que el Pacto establecido en el Monte Sinaí 40 años atrás no abolió ni sustituía el Pacto dado a Abraham 600 años antes de que Israel abandonará Egipto. Más bien, este pacto de Moisés es para otro propósito; el mismo es para establecer normas y estándares para vivir la vida redimida que se gozará adentro de la tierra que fue prometida en el primer pacto.
Por lo que aquí, parado ante la ladera de Moab, Moisés da la versión original del sermón del Monte que el Mesías emulará 1300 años más tarde. Así pues, Moisés no va a reiterar simplemente la Ley, sino que va a exponer sobre la misma y hacer lo que pueda para aclarar los principios subyacentes (el espíritu) detrás de estos mandatos eternos.
No, yo no estaba hablando figurativamente ni estaba haciendo una hipérbole cuando yo comparé el sermón del Monte de Yeshua con lo que leemos en Deuteronomio; las similitudes son bastante agudas y a medida que pasa el tiempo creo que usted verá que este es el caso. Yeshua meramente estaba trazando en el patrón establecido por su predecesor Moisés. Observa que Moisés ya (un capítulo antes, en el capítulo 5) comenzó recontando la ley; de hecho, su discurso al pueblo realmente comenzó en el capítulo 1. Por lo tanto, ya bien en la re-entrega de las leyes él se detiene para establecer el principio que abarca todo en lo cual se apoya toda la ley; y este principio es el que tiene el título de “Shema”. ¿Por qué hacer esto? ¿Por qué pausar e inyectar este principio espiritual en este punto? Si esto es algo en el que todo lo que Moisés ya ha enseñado está cimentado, ¿por qué esperar para darlo en el medio de su sermón en lugar de al principio? Simple: Moisés NO quería que la gente pudiera ver erróneamente las leyes que ya había dado en el contexto que ciertamente podría sonar como son, como simplemente un conjunto de resoluciones legales estrictas que se mantienen sobre sus cabezas por un gobernante celestial Todopoderoso. En esa época todas las sociedades tenían un código legal a la que un rey sostenía como inmutable, y al mismo tiempo estos reyes no tenían ninguna obligación o interés en explicar a la gente el razonamiento para las leyes porque con demasiada frecuencia esas leyes no eran sino auto-serviles para el beneficio de la realeza. La implicación es que estas son las leyes, y ustedes no necesitan saber por qué, sólo hazlo o si no. Pero ese no era el caso con la Torá del Señor.
Dado que Moisés ya había revisado varias leyes (los 10 Mandamientos) con la nueva generación y muchas más resoluciones aún estaban por seguir, Dios (a través de Moisés) dice: “espérate un momento, pueblo Mío, porque no quiero que te hagas la idea equivocada. AQUÍ está el contexto dentro del cual ustedes deben entender y llevar a cabo TODAS MIS leyes”. Entonces Moisés continúa explicando (en lo que eventualmente llegó a llamarse el Shema) que el amor de Israel por el Señor es el contexto necesario para hacer la ley. Es la ley la que establece los términos de la relación entre Jehová e Israel. La fuente de la obediencia de Israel hacia Jehová no debía salir de un manantial de legalismo estéril y despiadado; más bien debía salir de una respuesta de amor. Ahora, por favor, escuchen esto: el Señor dice que la obediencia a Él, ES la respuesta de amor según Él la define. Que AMARLO a Él es ser OBEDIENTE a Él.
Hoy la iglesia occidental dice que (generalmente hablando) la obediencia y el amor están en algún lugar entre ser cosas completamente diferentes y tal vez son incluso mutuamente excluyentes hasta cierto grado u otro. De hecho, por lo general se implica que el amor es preferible a la obediencia en lo que concierne a nuestra relación con Jehová. Sin embargo, en las Sagradas Escrituras Dios dice que uno es la evidencia del otro. Dios dice que la obediencia a Él es el acto de amarlo a Él, y que amarlo a Él se encarna en nuestra obediencia hacía Él; aun cuando nos gustaría, nosotros no podemos desconectar la obediencia del amor ya que implica nuestra lealtad y relación con Dios.
Usted ve que es sólo desde la época greco-romana que el concepto de amor se alejó de ser principalmente una acción y en su lugar se convirtió en principalmente una emoción, una sensación de calidez interior. Los hebreos bíblicos nunca habrían reconocido el punto de vista secular y cristiano moderno del amor como un sentimiento cálido y difuso de compasión o afecto hacia otro. Yo fui al diccionario del Nuevo Mundo de Webster y en las 9 definiciones diferentes que dieron por la palabra amor, cada una de ellas hablaba de emoción y sólo emoción. Aquí hay algunos ejemplos: sentimientos tiernos, afecto, pasión sexual, un sentimiento de hermandad, y un gusto fuerte. Pero para los hebreos (y para el Señor) el amor exige una respuesta externa, una acción, o sino no era amor. El Señor dice: ‘ no digas que Me amas y luego das la vuelta y niegas Mis mandamientos; porque yo digo que si niegas Mis mandamientos entonces no Me amas’.
Vamos a poner nuestra atención por un momento al sermón más familiar (para los cristianos) el Sermón del Monte del Nuevo Testamento. Mateo 5 comienza esta enseñanza fundamental que está en el centro de la fe cristiana. La misma comienza explicando que Jesús se pone Él Mismo en el tope de una colina donde Él comienza a enseñar. Y las primeras de sus enseñanzas gloriosas son lo que la cristiandad ha titulado las Bienaventuranzas. Yeshua comienza este sermón enumerando varias declaraciones positivas de hecho celestial que (por supuesto) SIEMPRE han sido así, pero fueron (últimamente) reprimidos por el liderazgo religioso. Estos hechos celestiales se habían perdido tanto en una pila de reglas y filosofías de los hombres que todos habían sido olvidados. Bienaventurados los pobres en espíritu, dice Yeshua, porque verán el Reino de los cielos; Bienaventurados los que lloran, porque se les consolará. Varios de estos hechos celestiales importantes son enumerados y luego Él dice: “Bienaventurados sois cuando los hombres os insultan, y os persiguen, y dicen todo tipo de maldad contra vosotros falsamente, a causa de mí”.
Él continúa diciéndole al pueblo: “Tú eres la sal de la tierra; eres una luz para el mundo”. Entonces, de repente, mientras Él está inmerso en Su sermón, Jesús el Mediador, el 2ndo Moisés se detiene abruptamente para hacer una importante exclamación. Al igual que Moisés suspendió momentáneamente su sermón para asegurarse de que sus oyentes no tomaran lo que él estaba diciendo en el contexto equivocado (como todos estamos tentados a hacer), Jesús esencialmente dice, “espera un segundo porque no quiero que te hagas la idea equivocada. AQUÍ está el contexto dentro del cual usted debe entender lo que les estoy enseñando”.
Y luego dice Yeshua (comenzando en el versículo 17): LBLA Mateo 5:17 “ 17 No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. 18 Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla. 19 Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
Después de hacer esta dramática y arrebatadora declaración para que todo oyente no pudiera pensar que Él ha tirado la Ley de Moisés por una nueva Ley, o que Él no ha declarado que Moisés ya no es relevante, el Mesías continúa con Su sermón. Y en Mateo 5:21 comienza, “habéis escuchado que a los antepasados se les dijo….”, y luego enumeran varios principios básicos de la Ley. En cada uno de esos principios, Jesús expone su significado. ¿Por qué? Porque así como el ritual físico sin sentido había reemplazado la obediencia llena del espíritu basada en el amor de Dios, asi mismo las filosofías de los hombres corrompieron a fondo el significado y el propósito de los mandamientos de Dios.
Y sabrías que: a pesar de la advertencia de nuestro Mesías, al igual que la sociedad israelita había olvidado lentamente su amor por Jehová y había cortado la gracia y la misericordia que era el fundamento vital de la ley, así mismo los seguidores de Jesús olvidaron lentamente su amor por Él y separaron la obediencia de nuestro caminar y adoración. Nosotros hemos hecho exactamente lo que Él nos dijo que NO hiciéramos. Nosotros hemos adoptado el contexto exacto de Su ministerio que Él nos dijo que no aceptáramos. Así mismo como gran parte de Israel se dirigió a un seguimiento mecánico de las leyes como su expresión de fe, así mismo la mayoría de la iglesia se ha convertido en una demostración de las emociones y un seguimiento mecánico de la liturgia de la iglesia como nuestras expresiones de fe; ambas formas a menudo carecen del único ingrediente necesario para tener cualquier significado o relevancia: el amor al Señor como lo demuestra nuestra obediencia.
Deuteronomio 6:4 dice: “¡Escucha O Israel! El Señor es nuestro Dios, el Señor es Echad (el Señor es uno)”. En hebreo “escuchar” es Shema. Esto NO significa escuchar pasivamente como tocar un CD y disfrutar tranquilamente de la música. Tampoco significa leer los evangelios o los Salmos como fuente de información o de conocimiento. Shema es una instrucción para tomar acción. ¡Shema significa escuchar y obedecer, escuchar las enseñanzas de Dios y hacerlo! Luego dice que “YHWH es nuestro Dios, y YHWH es uno”. Hay algunas diferencias menores entre los sabios judíos sobre qué exactamente es lo que se supone que nos indique a nosotros que “YHWH es uno”.
Algunos rabinos creen que esta afirmación es simplemente otra manera de aclarar esta noción revolucionaria de que no hay sino UN solo Dios que existe. Otros creen que esto está hablando de la unidad propia de Dios, una naturaleza de unicidad; es decir, que no es como los otros dioses de aquella época que tienden a dividirse y a asociarse con varios lugares y santuarios. Otros dicen que esto es una expresión de la relación apropiada entre YHWH e Israel; que YHWH es el único Dios de Israel y que no deben mirar a los demás. Bueno, en mi opinión, esta es la debilidad de la disciplina académica llamada Crítica Literaria que tiende a desgarrar cada oración y luego a determinar científicamente cómo debemos tomarla. La fe y la espiritualidad quedan fuera; y dado que la Biblia es un documento BASADO en la fe y la espiritualidad, el punto puede perderse.
Al mirar las palabras, “YHWH Eloheinu YHWH Echad”, (Jehová es nuestro Dios, Jehová uno es) veo un enorme principio de Dios que expresa una realidad espiritual universal; por lo tanto, requiere varias expresiones humanas para por lo menos aproximar su esencia. En otras palabras, si, por ejemplo, viajamos a un planeta alienígena en una galaxia lejana y los habitantes allí nos preguntaron de dónde vinimos, diríamos: ‘ es el lugar llamado tierra’. Entonces ellos podrían decir: ¿Qué es la tierra? Nosotros podríamos responder con una lista entera de atributos sobre la tierra: es redonda, gira alrededor de una estrella, el clima es templado, es mayormente agua pero también hay mucha tierra seca, y así sucesivamente. Ahora bien, si esto llegara a ser un Crítico Literario alienígena con el que estuviéramos hablando podría responder, “bueno, ¿cuál ES? ¿Es redonda, o tiene mucha agua, o el clima es templado? “Así es cómo los Críticos literarios operan; no hay mucho espacio para significados complejos y multifacéticos para cualquier declaración dada. Por supuesto, nuestra respuesta a nuestro Crítico Literario alienígena probablemente sería que nuestro planeta es todas estas cosas y más, pero no parece haber nada en ese mundo alienígena que usemos como ilustración. Bueno, esa es la naturaleza de “YHWH Eloheinu, YHWH Echad”; para analizar lo que eso significa y todas las características que conlleva, no podemos simplificarlo formando esto en una doctrina de una característica u otra, y nada en nuestro limitado mundo físico de 4 dimensiones, o mente humana finita, podría ser utilizado para ilustrar la vasta realidad espiritual que este principio representa.
Por lo menos nosotros podríamos decir qué significa que el Señor Dios es el único Dios que existe, Él es el ÚNICO objeto de adoración que está permitido para Sus creyentes, Él está completamente unificado, ya que no hay varias “piezas” de él que se puedan separar en “personas” , y Él es nuestro Dios en el sentido de que Él ha establecido una relación mutua entre Él y todos los que se someten a él en amor. Además nosotros sabemos su nombre formal, YHWH, y sabemos por las primeras 2 palabras del Shemá Israel (Escucha O Israel) que esta declaración de Su ser y naturaleza fue dirigida a Israel y por definición a todos lo que se UNAN a Israel. Hay más contenido en esta breve declaración y los rabinos lo han contemplado en gran medida; y más allá de lo que los rabinos han concluido, hay más de 4 palabras sencillas que nuestras mentes humanas limitadas nunca serán capaces de comprender acerca de este principio cósmico.
Pero también hay que notar algo que no puede ser coincidencia: esta confesión central de fe consiste de 4 palabras, al igual que el nombre de YHWH consiste de 4 letras.
Vamos a continuar y vamos a ver el comienzo de la segunda parte del Shema, que es “Amarás al Señor tu Dios”. O más literalmente, Amarás a YHWH tu Elohim.
Aquí hay un excelente contexto para examinar de nuevo la palabra amor porque si uno decide que el amor es principalmente una emoción o un estado de ánimo, entonces encontramos que aquí el Señor está ordenando una emoción (usted amará). Aquí está el problema: de todas las cosas que un hombre puede hacer, conjurando una emoción si realmente no lo sentimos, es una tarea difícil (excepto quizás para los actores de cine y aquellos entre nosotros que tienen las sensibilidades más profundas). A menudo podemos IMITAR una emoción exteriormente; podemos fingir, incluso hasta llorar lágrimas reales. ¿Pero se le puede ordenar a cualquier hombre que tenga una emoción? ¿Puede un hombre ordenarle a otro hombre que se sienta de cierta manera? ¿Qué hacemos cuando estamos horriblemente tristes y entonces un querido amigo o Pastor nos exhorta a “estar alegres”? Digamos que un marido no quiere lidiar con el estado depresivo de su esposa y le sugiere que “se anime”. Por mucho que ella quiera (aunque sólo para complacer a su marido) por lo general ella no va poder, aunque algunos llegan a ser terriblemente buenos en fingir. El punto es, buena suerte en ordenar una emoción (¡créanme, lo he intentado!). ¿Acaso Dios nos manda a tener una emoción de amor hacia Él?
Ahora, cuando se trata de ordenar una acción física esto es un asunto diferente. Dios nos PUEDE mandar a evitar adorar a otros dioses, y ciertamente tenemos la capacidad de obedecer eso. Dios nos PUEDE mandarnos a celebrar una Fiesta Bíblica física, y podemos hacerlo físicamente. De hecho, podemos discrepar internamente con el Señor en estas cosas, incluso podemos sentirnos indiferentes sobre las mismas, y TODAVÍA seguir obedeciendo los mandamientos. Sin embargo, el verdadero amor hacía Dios SÍ implica más que la acción física. El amor es un estado de ánimo, así como una respuesta física. De hecho, yo diría que el tipo de amor que es piadoso también incluye un estado de nuestro espíritu. ¿Acaso hay algún componente emocional para amar? Ciertamente lo hay. Sin embargo, yo diría que la emoción del amor DEBE ser el resultado final de todos los otros factores que están en su lugar primero. Pero de todos los componentes que comprenden el amor Bíblico piadoso, la emoción ciertamente no es la principal ni la guía.
Debido a que no hay un aspecto más importante en nuestra relación con el Creador que amarlo, permíteme ofrecer otra manera de ver este mandamiento de amar a Dios: el amor es lo opuesto al odio. A menudo en las escrituras se nos dice que odiemos las cosas que Dios odia. Una vez más, debido a nuestras mentalidades occidentales, vemos el odio de la misma manera como vemos el amor…..como primordialmente implicando nuestras emociones. De hecho, según el Rabino Baruch enseñó en su estudio de Ezequiel, el significado bíblico del odio está más cerca de lo que en español es la palabra “rechazar”; o en una esencia mayor (especialmente en lo que concierne a nuestra relación con Dios), demostrar la infidelidad. EL odiar a Dios es rechazar a Dios y así serle infiel. Odiar su Torá es rechazar su Torá y serle infiel a Sus leyes y mandamientos. Por el contrario, AMAR a Dios es aceptarlo y mostrar fidelidad. Por supuesto, que más que una mera aceptación o una exhibición externa de la lealtad es implicado (la sumisión total es la esencia más alta de esta aceptación). Sin embargo, ¿no es la llamada común del evangelista que una persona no creyente necesita “aceptar” a Jesucristo?
Y en un sentido general los cristianos saben lo que significa “aceptar” a Yeshua. La Biblia define este tipo de aceptación como sumisión y obediencia, que es la evidencia del “amor” que el Señor está buscando.
En la última mitad del versículo 5 se nos dice que representemos este amor de Jehová con “todo nuestro corazón, nuestra alma y nuestra fuerza”. En hebreo las palabras son levav (corazón), Nefesh (alma), y be-Khol me’odekha (poder). El corazón es absolutamente una representación correcta de levav; de hecho se refería al órgano dentro de nuestros pechos que bombea sangre. Sin embargo, el problema de entender exactamente lo que el significado de los hebreos del término levav es (como se aplica a la función que el corazón realiza más allá de bombear sólo sangre), es crítico para nuestra lectura de toda la Palabra de Dios. Es entonces cuando se nos instruye a guardar algo en nuestros corazones, o a no tener odio por nuestro hermano en nuestros corazones, ¿qué significa eso? En la cultura occidental (y en la iglesia) hablamos del corazón como el asiento de nuestras emociones y nuestra moralidad, incluso nuestro carácter. Eso NO es lo que los hebreos pensaban o querían decir cuando hablaban de la palabra “corazón”, y por lo tanto debemos aprender a pensar sobre el corazón de la manera en que ellos pensaban. Los hebreos conocían el corazón como la sede del intelecto y del pensamiento consciente; el lugar de nuestra memoria y donde se contemplan las acciones y se toman las decisiones. Permítanme enfatizar que lo que acabo de decir no es una conjetura. Cualquier erudito bíblico competente estaría de acuerdo con esto porque es un hecho histórico, muy bien documentado. Fue en una fecha mucho más tardía (el período helenístico tardío a la época medieval) que la función del cerebro fue finalmente entendida como donde reside el intelecto y todos los procesos de pensamiento. Así que para el corazón se transfirió la función de la emoción, el deseo y la pasión para estar en consonancia con el pensamiento griego en este asunto. Pero esta redefinición de la función del corazón no ocurrió hasta siglos después que la Biblia fue cerrada y completada.
El punto es que aun cuando el traducir la palabra lev o levav a “corazón” (el órgano del corazón) es técnicamente correcto, la FUNCIÓN que pretende comunicarnos a nosotros no es cómo nos han enseñado típicamente. Ya sea en el AT o NT, cuando vemos la palabra “corazón” en la Biblia, simplemente debemos tacharla e insertar “cerebro” o “mente”.
OK. Así que hemos discutido lo que quiere decir, “con todo nuestro corazón” y aprendimos que en el español moderno debemos ver que significa, “con toda nuestra mente”. La segunda parte de esta afirmación (con toda nuestra alma) no es tan sencilla porque la palabra hebrea que se utiliza, Nefesh, es un poco más difícil y por lo tanto se ha traducido en diferentes maneras. Más a menudo se traduce como alma, en otras ocasiones se traduce como “ser” (incluso lo he visto escrito como “esencia”). Ninguno de estos es necesariamente incorrecto o mejor que los demás. El problema radica en la naturaleza más bien confusa de la palabra Nefesh. Nefesh lleva consigo una serie de significados y creo que (como cuando discutimos la frase, “Jehová es nuestro Dios, Jehová es uno”) no es que haya una definición preeminente o perfecta; más bien es que todo lo que estoy a punto de decirte (y más) va en su composición.
Los rabinos dicen que el Nefesh implica la vida, nuestra esencia de vida, aliento, el aliento misterioso de la vida que Dios respiró en sus criaturas creadas para hacerlos vivos, el yo, esa cualidad única que nos hace a la vez humanos y sin embargo también en la imagen de Dios, el alma, y a veces puede incluso referirse a nuestros pensamientos más profundos.
La parte final de esa afirmación, usualmente traducida como “con toda tu fuerza”, es ser-Khol me-odekha. Esta es una frase rara en la Biblia, pero los rabinos dicen que es aproximadamente igual a la más usual bime’od me’od, que significa “muy, mucho”. La idea es que debemos poner un gran esfuerzo y pensamiento consciente en amar a Dios (una vez más, dispensando la noción moderna de que el amor es principalmente un “sentimiento” aunque el sentimiento es ciertamente un elemento legítimo, aunque un elemento menor, de amor), y que amarlo a Él es lo que el Señor espera de nosotros.
Curiosamente Deuteronomio es el PRIMER libro de la Torá que realmente habla de amar a Dios. Los libros anteriores hablaban en términos de asombro y reverencia y temor. Permítanme ser claros: esto de NINGUNA manera significa que Moisés está diciendo ahora “olvida el temor y la reverencia y ya no teman a Dios; en cambio reemplazarlo con amor”. Más bien, la idea es que el temor y la reverencia sean en el CONTEXTO del amor; o como con la correcta definición bíblica de lo que es el amor, el temor y la reverencia debe estar en el CONTEXTO de la aceptación, la lealtad y la sumisión al Señor.
Ahora, prepárate para desafiar otra doctrina que ha estado presente por mucho tiempo; el versículo 6 dice esto: LBLA Deuteronomio 6:6 “y estás palabras, que os mando hoy, estarán en vuestro corazón;
Las palabras que Dios manda son sólo otra forma de decir: “Sus leyes”, ¿verdad? ¿Y dónde dice este versículo que estas leyes de Dios deben ser escritas? ¡En nuestro corazón! ¿Las leyes de Moisés deben ser escritas en los corazones de los israelitas? Pensé que esto era sólo una manifestación del NT que la Torá debía ser escrita en nuestros corazones. ¿No es eso lo que siempre nos han enseñado? ¿No es un axioma cristiano básico que la razón por la que debemos abandonar la Torá es porque era un código legal mecánico, escrito en tabletas de piedra dura fría, y que era una manera de trabajar (y por lo tanto merecer) nuestro camino al cielo? Y que en el NT se cambia a un sistema diferente de nuevas reglas y órdenes del Mesías, y estos están escritos en nuestros corazones (más que en piedra), y por gracia a través de la fe podemos tener el cielo abierto para nosotros. Sorprendente la verdad que emerge cuando realmente LEEMOS la Torá y no sólo hacemos suposiciones al respecto.
Pero al igual que con el NT, reconoce que lo que esto significa en el español moderno es que la Torá, los mandamientos de Dios (los mandamientos de Yeshua) deben ser sostenidos en nuestras MENTES. Por lo tanto, se pueden conocer, contemplar, reflexionar y actuar en lugar de simplemente “sentir”. Los códigos de ley de los Estados Unidos y de otras naciones están separados de nosotros; cambian, se agregan más, algunos se quitan por completo.
Nuestro trabajo (en la sociedad secular) es sólo conocerlos. De hecho, nosotros subcontratamos a los abogados la mayoría de las veces. Pero la esencia de la noción de que las leyes de Dios deben escribirse en nuestros corazones (nuestras mentes) es que Sus leyes deben formar parte de nuestro mismo ser y fibra, no algo separado de nosotros.
Vamos a terminar aquí por hoy.