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Deuteronomio Lección 39 Capítulo 28 Continuación

Deuteronomio

Lección 39 – Capítulo 28 Continuación

Comenzamos el largo capítulo 28 de Deuteronomio la semana pasada y lo terminaremos esta semana. Pónganse cómodos, porque tenemos mucho que cubrir esta noche. La primera sección que fue los versículos 1 – 14 implica el recital de las bendiciones que Israel recibiría del Señor si lo escuchaban y le obedecían. La forma habitual en que Israel “escuchaba” a Dios era aprendiendo los mandamientos y las leyes que Moisés les había enseñado y luego HACIÉNDOLO. Con demasiada frecuencia, los cristianos modernos pensamos que para saber con certeza lo que Jehová quiere de nosotros necesitamos algún tipo de revelación espiritual personal sobre cada una de las innumerables circunstancias que encontramos en nuestra vida (algo a menudo referido en sermones como buscar de Dios voluntad específica). La Escritura nos enseña que casi todo lo que tiene que ver con la voluntad de Dios para nosotros ya se ha establecido en la Palabra de Dios, y por lo tanto es allí donde debemos recurrir para la mayoría de nuestras respuestas. Pero nuestra esperanza es generalmente encontrar un buen tecnicismo para evitar lo que sabemos que debemos hacer (o no hacer).

El resto de este capítulo trata de lo opuesto a las bendiciones, que se llaman “maldiciones”. Una buena manera de pensar en estas maldiciones es como amenazas divinas. De hecho, los sabios de antigüedad, y más tarde los rabinos, han dado un título a esta lista de maldiciones en Deuteronomio 28: Tokhahah, que significa “advertencia”. Y la advertencia es que, así como la obediencia trae una serie bien definida de posibles bendiciones sobre Israel, así mismo la desobediencia trae una serie bien definida de posibles maldiciones…consecuencias… sobre Israel.

Nosotros leímos acerca de estas maldiciones la semana pasada y no lo volveremos a hacer, pero puedes referirte a los versículos comenzando en el 15 para esta lista de maldiciones. Les recomiendo encarecidamente que sigas con tus Biblias abiertas en Deuteronomio 28 para que no te pierdas.

Le advierto con anticipación, que vamos a estrellarnos de cabeza con algunos de los principios inmutables de Dios que han sido prácticamente doctrinados en nuestra era, y por lo tanto puede desafiar algunas cosas que siempre ustedes han dado por sentado que no se aplican a usted.

Recuerden que lo que está sucediendo aquí, es que Moisés está re-enseñando las leyes del Pacto del Monte Sinaí a la segunda generación del éxodo, y exponiendo esas leyes en un estilo de sermón. La primera generación del éxodo está ahora muerta y enterrada como resultado de una maldición de Dios sobre ellos, porque se negaron a seguir adelante y tomar la Tierra Prometida al principio de su viaje por el Desierto. Fue esa primera generación la que tembló al ver el humo que ondeaba desde la cumbre del Monte Sinaí, oyó la voz atronadora de Dios que los hizo caer instintivamente de rodillas y gritar de miedo, fue testigo de la entrega del pacto a Moisés, y unánimemente declaró que todo lo que Dios ha dicho ellos harían. Treinta y ocho años después Moisés presenta ahora los términos de ese mismo pacto a la segunda generación (los hijos e hijas de los que salieron de Egipto) y les dice que deben jurar aceptar sus términos tal como lo hicieron sus padres.

Hay un gran principio aquí: cada uno de nosotros NO somos redimidos por lo que nuestros padres y madres aceptaron e hicieron, sino por lo que nosotros aceptamos y hacemos. Podemos ser criados en el más maravilloso hogar cristiano, ir a la iglesia con nuestros padres, unirnos a las oraciones y hermandades de la congregación, y hablar toda la jerga cristiana; y eso no cuenta exactamente para nada, cuando se trata de nuestra salvación personal. Cada uno de nosotros debe declarar nuestra lealtad al pacto que Dios ha puesto a nuestra disposición. Si no lo hacemos, entonces NO somos nombrados miembros del pacto y vivimos fuera de sus términos. Así mismo fue para Israel, y sigue siendo así para nosotros hoy en día.

Las primeras 6 maldiciones son de naturaleza general y son premisamente lo opuesto de las 6 bendiciones enumeradas en los versículos 1-6. El versículo 3 corresponde al versículo 16: mientras que la obediencia a los términos del pacto que Israel ha aceptado (el Pacto Mosaico) te trae bendiciones, ya sea que estés en la ciudad o en el campo, la desobediencia te trae maldiciones en la ciudad o en el campo. El versículo 4, fecundidad, corresponde al versículo 18, que la bendición de la abundancia versus el retener la abundancia. El versículo 5 corresponde al versículo 17, y así sucesivamente. ¿Cuál es la lección obvia? La obediencia y la desobediencia traen resultados opuestos.

A partir del versículo 20, las maldiciones se expanden y se hacen más específicas. Dependiendo de su traducción bíblica, hay 3 palabras descriptivas que se utilizan para lo que Dios hará para derrotar a un israelita rebelde (o la nación rebelde de Israel) en todo lo que traten de lograr: la traducción de la lista que a mí más me gusta usar es que Jehová causará maldición, carga y confusión; y la razón por la que me gusta más estos 3 términos que otros es porque todos comienzan con la misma letra (“C”) (en inglés y no en el español). Esto refleja exactamente cómo lee el hebreo, porque la lista de las 3 palabras descriptivas en hebreo también comienza con la misma letra hebrea (un mem); y al igual que en inglés el propósito de hacer esto es para hacerlo más significativo.

La primera consecuencia de las 3, es (en hebreo) me’erah, que significa “maldición” en el sentido de soportar una calamidad. El 2ndo es mehumah y significa confusión y se refiere al pánico y el caos típicamente causado por la guerra y la intensa agitación social. El 3ro es mig’eret; significa una pesada carga. Esto lleva consigo la idea de frustración y la incapacidad para progresar. Y lo que trae consigo estas condiciones es que Israel ha cometido un gran mal al abandonar al Señor.

¿Qué significa, abandonar al Señor? La traducción CJB dice que es abandonar a Dios. Sin embargo, lo que encontramos cuando vemos a los exiliados y los castigos de Israel en retrospectiva, es que en general ellos no dejaron (en sus propias mentes) de adorar a Dios o reconocer a Jehová como el Dios de Israel. No encontramos a Israel diciendo: “No hay un dios llamado Jehová” o “vamos a desobedecerlo”. En su lugar, con el tiempo agregaron algunos otros dioses mientras se aferraban a Jehová. Encontraron razones para torcer las leyes y pacto Mosaico para adaptarse a sus propios placeres y deseos; u obedecer las leyes que les gustaban e ignorar las que no eran convenientes. El punto es que abandonar o renunciar a Dios, no significa que una persona que en algún momento lo adoró ahora lo renuncia plenamente. Más bien significa que una persona que ha aceptado los términos del pacto ahora está rompiendo esos términos.

Bíblicamente hablando el abandonar o renunciar a Dios sólo significa darle la espalda a Él; dejar de obedecer y seguir Sus caminos. Significa alejarnos y hacer lo nuestro, poner al Señor en la estantería y diluir nuestras vidas con cosas del mundo que no tienen lugar en la vida de alguien que ha sido redimido. Eso es lo que significaba hace 3000 años, y eso es lo que todavía significa para un creyente.

A partir de los versículos 21 y 22 vemos surgir 3 categorías de maldiciones: las que involucran enfermedades, sequías y guerras. La primera categoría que Moisés le dice a Israel es la pestilencia, la enfermedad virulenta. Tres palabras hebreas (shahefet, kaddahat y dalleket) son utilizadas para describir las enfermedades humanas, pero el hecho es que nadie sabe realmente cuáles son los equivalentes modernos de estas; por lo tanto, veremos que prácticamente cada versión bíblica tiene su propia lista. Sea lo que sea, las mismas son dolorosos y mortales. El siguiente par de términos podría referirse a humanos o cultivos, y puede significar que los seres humanos “queman”, sin duda alguna refiriéndose a la fiebre, o podría ser un calor abrasador que destruye los cultivos.

A continuación, en el versículo 23, dice que el cielo (o los cielos) serán como de bronce y la tierra como hierro; esto se refiere a la falta de lluvia y como resultado la sequedad extrema del suelo. En lugar de la lluvia de humedad, habrá una lluvia de polvo causada por la tierra seca tal como nuestra nación vio en la crisis del “Dust Bowl” a principios del siglo XX y conmemorada en la gran novela de Hemmingway, Las uvas de la ira (The Grapes of Wrath).

También se añade el aspecto de la guerra; el Señor, que ha prometido desafiar a los enemigos de Israel si Israel es obediente, ahora derrotará a Israel a manos de sus enemigos por desobediencia. La frase para “marchar por una sola carretera, pero huir por 7 carreteras” es un modismo; simplemente significa que mientras se presentarán a la batalla en una línea de batalla debidamente organizada, se dispersarán y correrán por sus vidas en todas direcciones cuando su enemigo los abrume. De hecho, la derrota será tan completa que aquellos que lo oigan verán a Israel como un horror en lugar de con el miedo respetuoso que Dios promete como una bendición en el versículo 10. Esto recuerda a uno de los cobardes ataque de los hijos de Jacob en contra los hombres debilitados de Siquem como una represalia totalmente no llamada en respuesta a que el hijo del rey violó a la hija de Jacob, Dina. Jacob les dijo a sus hijos que como resultado de sus acciones ahora era un hedor en las fosas nasales de las tribus y naciones circundantes; es sólo otra forma de decir “horror”. Pero con toda franqueza también me recuerda una de la reciente guerra entre el Líbano e Israel por la que Israel fue derrotado y humillado y el gran respeto y temor en todo el mundo árabe por la capacidad militar de Israel se ha convertido en una preocupación real en el mundo occidental de si Israel puede defenderse por más tiempo y ser un aliado útil en la guerra contra el terrorismo. Israel está una vez más en camino de convertirse en un “horror” para el mundo, y esto jugará un papel en el ataque de los últimos tiempos contra Israel.

Pero Jehová dice que las maldiciones en contra de Israel empeorarán aún más. El número de soldados hebreos muertos será tan grande que los sobrevivientes ni siquiera podrán enterrarlos antes de que sus cadáveres estén sujetos a las aves carroñeras y animales salvajes.

Si bien esta es una imagen bastante grosera para nosotros, la misma palidece en comparación con el asunto REAL que estaba en la mente de los hebreos: si no están debidamente enterrados, entonces cualquier vida después de la muerte que sus espíritus podrían haber disfrutado, nunca ocurrirá; su existencia espiritual cesaba.

El versículo 27 comienza entonces un tema que se expandirá durante el resto de este capítulo: Egipto. A diferencia de sus padres, esta segunda generación del éxodo NO fue testigo de los terribles golpes que Dios visitó sobre Egipto. Ciertamente escucharon sobre los relatos de testigos oculares de estas calamidades mientras se sentaban alrededor de las fogatas; pero aquí Moisés está empezando a pintarles un cuadro de esos horrores que Egipto experimentó, y que mientras Dios separó a Israel de Egipto y permitió que sólo Egipto sufriera estos terrores, ISRAEL sufrirá esos mismos terrores si se rebelan en contra de Jehová. Así que el Señor dice que pueden esperar sufrir de esas (principalmente) aflicciones de la piel de las que solo desearías morir, pero que se aferran a ti, sin alivio ni esperanza todos tus días. Una de esas aflicciones de la piel se traduce literalmente como “forúnculo maligno”; cabe señalar que estas son exactamente las mismas palabras utilizadas para describir esa devastadora enfermedad de la piel que Dios permitió infligir a Job.

Pero las aflicciones puramente físicas y externas no serán el fin de esto. Dios maldecirá la mente de las personas de tal forma que ellos van a sufrir de demencia. Los términos utilizados son locura, ceguera y confusión total. Es el tormento psicológico, la enfermedad mental, que se está describiendo aquí y donde vemos la palabra “ceguera” no significa la pérdida de la vista. Más bien significa que uno no será capaz de discernir, comprender o “ver” la verdad. Esto está destinado a recordarles a ellos de Egipto, cuando Dios trajo una oscuridad sobre Egipto que era tan espesa que la gente literalmente perdió la mente y no sólo su camino. Era una oscuridad malvada y espiritual que descendía sobre Egipto de tal manera que ni la luz del sol ni la iluminación de Dios brillaban sobre ellos. Esencialmente fue la ausencia de la presencia de Dios la que está siendo amenazada. Es una condición muy similar a la que los no creyentes enfrentarán por una eternidad.

¿Alguna vez has estado en una situación o en un lugar donde sentiste maldad abyecta? ¿Has experimentado el tipo de sensación que hizo que el pelo de la nuca se erizara en el extremo, pero no podías ver nada o poner el dedo en lo que era? ¿Alguna vez has estado en un lugar donde sentiste que la luz de Dios no penetró ni iluminó, y en cambio sólo había oscuridad y muerte? ¿Y todo lo que querías hacer era huir del mismo? Esa es la ceguera mental que se describe aquí; pero el Señor dice que huir no funcionará porque te seguirá a dondequiera que vayas.

Permítanme parafrasear los versículos 30 a 35 para ustedes: nada más tendrá sentido. Todas las cosas que solías hacer que resultaron bien ya no saldrán bien. Tus peores temores se harán realidad cuando suceda lo imposible de imaginar. Algún enemigo desconocido matará tus fuentes de comida y sustento; tus hijos e hijas terminarán en lugares extranjeros donde algunos se convertirán en esclavos y otros morirán. La lógica dice que esto terminará (como suele hacer todo) pero no lo hace. La gente te odiará, pero no entiendes por qué. Todo por lo que has trabajado y ha llegado honestamente de repente se convierte en propiedad de otro; con el tiempo tienes una crisis nerviosa como resultado del estrés de no ser capaz de lidiar con el caos y la locura de la situación.

Entiendan que hasta este punto todo lo que Israel ha sido amenazado iba a suceder dentro de la tierra de Israel. El espectró de estas cosas terribles que la ira de Dios podría derramar sobre los israelitas ocurrirá mientras estén en su propia tierra. Pero entonces, justo cuando no puede empeorar, sucede lo impensable: el exilio.

El versículo 36 es uno de esos versículos misteriosos de los que hablé al principio de esta sección de 4 capítulos, porque todo el tono cambia repentinamente de ser hipotético (“Si haces esto, entonces esto es lo que sucederá”) a ser profético e inevitable (“Esto es lo que va a “). Esto pasa de ser una posibilidad a ser una garantía; Israel será removido de la Tierra de la Promesa porque se rebelará en contra de Jehová y derribará estas maldiciones sobre sí mismo. Observa también que 300 años antes de que Israel tuviera pensamientos de instalar un rey para gobernarlos, el Señor dice que conducirá a los israelitas y a su rey a una nación desconocida a sus padres; una nación que esencialmente no existía en los días de los Patriarcas.

Como nosotros sabemos que los exilios de Israel para otra tierra realmente sucedieron. Primero encontraremos a Isaías y Jeremías citando estas maldiciones de Deuteronomio 28 para advertir a Israel que cambie sus costumbres y luego para recordarles por qué les ocurrieron estas calamidades. Les sorprenderá a algunos, saber que debido a la desobediencia de Israel y la falta de fidelidad a YHWH sólo fueron una nación soberana durante unos 80 años. Así es, el estado moderno de Israel que apenas tiene 70 años de edad no está lejos de acercarse a la cantidad total de tiempo que Israel fue una nación unificada en toda su historia. Bajo los reyes David y Salomón Israel próspero y las 12 tribus vivían bajo una sola bandera. Pero dentro de 3 o 4 años después de la muerte de Salomón Israel cayó en la guerra civil y se dividió en dos reinos a los que se hace referencia de varias maneras en la Biblia; entre estas designaciones se encuentran el Reino del Norte y el Reino del Sur. El Reino del Norte también fue llamado Efraín-Israel, y el Reino del Sur fue llamado Judá. El Reino del Norte estaba formado por 10 de las 12 tribus de Israel, y fue el Reino del Norte de Efraín-Israel el que fue exiliado primero. Alrededor del año 725 A.C. el poderoso Imperio asirio (que había estado quitándole el territorio de Efraín-Israel durante aproximadamente una década) fue utilizado como una herramienta de juicio sobre los hebreos por Jehová, y los asirios completaron su conquista del Reino del Norte. Esas 10 tribus de Efraín Israel fueron retiradas de la tierra y esparcidas por todo el vasto Imperio asirio, y la mayoría de esas personas fueron absorbidas en las decenas de culturas que formaron Asiria. Aquí es donde comenzó la leyenda de las 10 tribus perdidas.

Unos 135 años más tarde había una nueva amenaza en el área: Babilonia. El Reino del Sur fue todo lo que quedó de Israel hasta alrededor del año 596 A.C. cuando el rey Nabucodonosor de Babilonia invadió a Judá, destruyó a Jerusalén y llevó a gran parte de la población (empezando por la más aprendida y útil) a Babilonia. Este fue el segundo exilio.

El tercer y último exilio del pueblo de Dios está marcado en el tiempo del70 D.C., porque es cuando los romanos se apoderaron de Jerusalén y quemaron el templo. Lo que vemos hoy en el resurgimiento del estado moderno de Israel, es el regreso del exilio romano del pueblo de Judá, el Reino del Sur. El Reino del Norte debe, según las profecías, regresar también, y a un grado cada vez mayor está sucediendo.

Volvamos a Deuteronomio; en el lugar de su exilio los israelitas pasarán de ser anfitriones superiores a ser extranjeros inferiores. Ellos servirán a las necesidades de otros dioses y no a Jehová. Y en este lugar de exilio ellos plantaran viñedos, y sembraran cultivos, pero la langosta lo destruirá todo. Incluso la pequeña alegría que pueden haber ganado al hacer y beber vino se les va a quitar. Una vez más observen que el LUGAR donde todas estas maldiciones de Dios sobre los hebreos están ocurriendo se ha cambiado; ellos estaban experimentando todas estas calamidades en Israel, pero ahora todavía las están experimentando en alguna otra tierra después de su exilio. Ser expulsado de la Tierra Prometida NO fue el fin de las maldiciones; las maldiciones los siguieron dondequiera que iban.

Esto demuestra tal vez una de las lecciones más grandes que todos nosotros podamos aprender: no hay que huir de Dios, sólo hay que correr hacia Él. Jonás es un gran ejemplo de esta lección traída a la realidad.

Busca en tus Biblias el libro de Jonás, capítulo 1.

LEER JONÁS capítulos 1 y 2

No voy a pasar mucho tiempo hablando de los antiguos sistemas de creencias del Oriente Medio, porque les he presentado mucha información sobre el tema durante nuestros años juntos de estudio. Permítanme simplemente refrescar sus mentes que antiguamente se consideraba el conocimiento común de que un dios o dioses ocupaban un territorio terrenal (o a menudo el cielo que estaba por encima) al igual que el hombre. En otras palabras, cada nación de personas tenía sus propios dioses y diosas que operaban dentro, y cuyos poderes estaban limitados por, los límites de esa nación. Cuando uno va a través de la frontera y entra en otra nación, un conjunto diferente de dioses se hacía cargo. Aun cuando es difícil de aceptar, los hebreos de la era Bíblicas continuaron creyendo esto (y es bien atestiguado en las Escrituras) a pesar de que tenían la Torá y tenían a Jehová. Jonás tuvo que aprender de la manera difícil que lo que el mundo afirma como políticamente correcto y el conocimiento común no es necesariamente la verdad.

YHWH le dio a Jonás la asignación de ir a Nínive y hablarles del Dios de Israel; él no quería ir, así que decidió que se escaparía. Saldría del territorio de Israel, donde Jehová tenía poder, e iría a Tarsis, donde Jehová no existía o al menos no tenía autoridad espiritual. Entiende: Jonás NO estaba renunciando al Dios de Israel, simplemente escapaba de la jurisdicción nacional de Jehová (o eso pensaba).

El capítulo 2 de Jonás habla de la gran realización de Jonás de que no puedes escapar de Dios porque está en todas partes y Su autoridad es universal. Supongo que Jonás nunca había leído Deuteronomio 28 porque hace que este punto sea más enfático. En Deuteronomio 28 Jehová estaba aclarando que dondequiera que los hebreos pudieran ir, las maldiciones estarían con ellos porque Jehová todavía estaba con ellos. No hay escapatoria de Dios.

En Deuteronomio 28:43 y 44 otro aspecto de las maldiciones sobre la vida de los israelitas es pisado por Dios: sus finanzas. Se está produciendo una reversión completa de los roles; los extranjeros (que llegaron a Israel humildemente y necesitados) ahora se vuelven más altos y más ricos que los israelitas.

Dios había ordenado a Israel que le prestará a los extranjeros debido a preocupaciones humanitarias; ahora en su estado maldito, Israel se convertirá en el prestatario de esos mismos extranjeros. La humillación va más allá del límite.

Más allá de las enfermedades, el trauma psicológico y la privación, la próxima serie de amenazas divinas implica la conquista por otras naciones. El resultado será el hambre, la pobreza y la servidumbre a esas naciones y sus dioses.

La causa de este próximo grupo de maldiciones es la misma que todas las otras categorías de maldiciones: Israel desobedeció a Dios. O más literalmente, Israel no “shema” a Dios; Israel no escuchó ni obedeció. Si pudiera agitar una varita mágica sobre la iglesia moderna y cambiar algo, creo que sería reinsertar la palabra “obedecer” en nuestra fe. De alguna manera, la obediencia ahora se considera irrelevante; hemos comprado nuestro seguro contra incendios, así que ¿a quién le importa si jugamos con fósforos y quemamos la casa? He hecho que varias personas que ven la obediencia como legalismo me expliquen porqué creen que todo lo que debemos hacer desde el advenimiento de Cristo es amar. El amor ha reemplazado la obediencia, así como el Nuevo Pacto ha reemplazado al Antiguo. Sin embargo, las Escrituras dicen que amar a Dios es ser obediente a Él.

El versículo 46 nos trae otra referencia al tema de “Egipto” (como les había dicho que observaran mientras nosotros estudiamos de estas maldiciones). Moisés dice que estas calamidades nacionales interminables y las reversiones de la fortuna servirán como una “señal y maravilla” en contra de Israel por todo el tiempo que no sirvieron a Dios. Es esta misma frase la que se utilizó para explicar el propósito de las 10 plagas sobre Egipto.

Permítanme hacer una pausa aquí y ver si esta referencia de Egipto está cada vez más clara; esencialmente lo que está sucediendo es que la redención de Israel de Egipto se está deshaciendo. Dios está revirtiendo el estatus y la condición de Israel, y devolviéndolos a Egipto y a la esclavitud, porque Israel está rechazando los términos del convenio al romper los términos.

Recibir la bendición del Señor, y no tener gozo en la misma; recibir la redención y no estar agradecidos por medio de mostrar obediencia, es invitar las maldiciones de Dios. ¿Qué lección mayor se está demostrando aquí si no es esto?

No puedo decir lo suficientemente claro que las maldiciones sobre Israel que estamos leyendo en Deuteronomio 28, son Dios amenazando con revertir la historia de salvación de Israel. Los sacó de Egipto, donde sirvieron al gran enemigo, y luego los redimió y les dio Su Palabra, la Torá. Pero debido a que con el tiempo rechazaron Su amor y Sus mandamientos esencialmente están renunciando a Jehová; por lo tanto, una vez más serían asignados a servir a un enemigo como esclavos, y perderían el estatus privilegiado de santidad que Dios les había otorgado, así como las bendiciones que había allí para la toma expresada en el Pacto Mosaico. Una tragedia incalculable.

Pero esto también plantea un problema terriblemente difícil con el que la iglesia ha luchado durante siglos y diferentes segmentos de la iglesia han llegado a diferentes soluciones. La cuestión es que una vez que hemos sido redimidos podemos, hoy, volver a Egipto por así decir.

¿Puede una persona que acepta al Mesías Jesús como Señor y Salvador renunciar a esa lealtad y tener su propia historia de salvación personal revertida? Nosotros ciertamente no vamos a descubrir un nuevo aspecto de esa pregunta terriblemente difícil que ha causado un poco de división dentro del cuerpo de Cristo, pero por otro lado tampoco puedo simplemente mirar hacia el otro lado cuando se establece un patrón definido aquí en la Torá.

No se puede negar que el Nuevo Testamento está lleno de advertencias y ejemplos de personas que en algún momento declararon su lealtad a Yeshua, y luego renunciaron al mismo o se alejaron a tal punto que se encontraron de vuelta en Egipto; el Señor los llevó de nuevo a la servidumbre de un amo maligno.

¿Recuerdan la parábola de Yeshua de las semillas que era una metáfora de que el Evangelio se enseñaba a la gente y que había resultados variables?

LBLA Lucas 8:13 “ Y aquéllos sobre la roca son los que, cuando oyen, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíz profunda; creen por algún tiempo, y en el momento de la tentación sucumben.

Hay dos elementos importantes en este pasaje. La primera es entender lo que significa la frase “caer”; significa que una persona se ha vuelto apóstata. Significa que alguien ya no tiene suficiente confianza para ser contado como entre los seguidores de Dios. NO se refiere al mal comportamiento o a cometer un pecado. Segundo, demasiadas doctrinas modernas de la iglesia pasan por encima este pasaje de las Escrituras y dicen que “los que creyeron por un tiempo” en realidad nunca creyeron; más bien eran farsantes. No sólo no es eso lo que dice, sino que no encontrarás en ninguna parte del Nuevo Testamento ninguna referencia a aquellos que se alejaron de la fe como nunca haber creído realmente. Por definición, no puedes “alejarte” de algo que nunca tuviste. Alejarse esencialmente significa dejar la fe de una manera u otra.

LBLA Romanos 11:22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; severidad para con los que cayeron, pero para ti, bondad de Dios si permaneces en su bondad; de lo contrario también tú serás cortado.

Observe aquí la naturaleza condicional “SI, ENTONCES” del pacto. SI continúas en Su bondad, entonces te quedarás unido como una rama en el Olivo. Nuestro Nuevo Pacto es un pacto condicional. La condición NO es que debamos comportarnos perfectamente; más bien es que DEBEMOS confiar y seguir permaneciendo en la fe O (si renunciamos a lo que sabemos que es verdad) seremos aislados de la fuente de nuestra fe, Dios.

LBLA Gálatas 5:4 De Cristo os habéis separado, vosotros que procuráis ser justificados por la ley; de la gracia habéis caído.

Había en los días de Pablo (y hay esos hoy en día) que piensan que la obediencia a la Ley MÁS la confianza en el Mesías EQUIVALE a la Salvación. No sólo esto no es cierto, uno cancela el otro.

Si tratamos de mezclar la auto justificación de la obediencia a la Ley con la justificación de Cristo por parte nuestra, entonces terminamos SIN justificación alguna. NO confundas esto con que seamos justificados por Yeshua y luego que seamos obedientes a toda la Palabra de Dios como respuesta apropiada de todo Creyente a una gracia tan abrumadora.

LBLA Apocalipsis 2:4 Pero tengo esto contra ti: que has dejado tu primer amor. ‘Recuerda, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al principio[c]; si no, vendré[d] a ti y quitaré tu candelabro de su lugar, si no te arrepientes.

Que te quiten la menora (la lámpara) es perder tu iluminación. Yeshua es nuestra iluminación; y aquí está amenazando con retirarse de entre nosotros. Ahora escúchame con mucho cuidado porque no quiero que me malinterpreten o me citen incorrectamente: de hecho, ningún hombre y ningún ser espiritual de ningún tipo puede nunca forzar y en contra de tu voluntad eliminar tu salvación en Jesucristo. Pero el mismo Yeshua (aquí en Apocalipsis) se lo quita a aquellos que amaban y creían al principio, pero se detuvieron por su propia voluntad, y volvieron al pecado; perdieron su amor por Él.

LBLA 1 Timothy 4:1 Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe, prestando atención a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios,

Y aquí tenemos a Pablo diciendo sin rodeos que en nuestra época (los últimos tiempos) algunos creyentes caerán lejos de la fe. No sólo es posible que sea inevitable que ALGUNOS cristianos se alejen de lo que habían creído y, en su lugar, pongan su fe en las DOCTRINAS engañosas inventadas por los hombres. La idea de que una vez que confiamos en el Mesías es imposible que renunciemos a nuestra fe, o que transfiramos lentamente esa fe a un conjunto de doctrinas hechas por el hombre, se refuta en las Escrituras. Ciertamente es cierto que NINGÚN SER, humano o espiritual, puede alejarte de Jesús en contra de tu voluntad… EXCEPTO si ese ser eres tú. Mientras cada uno permanezca en la fe por medio de la confianza en Dios, estamos seguros y protegidos. El mal comportamiento (cometer pecados) NO es renunciar a nuestra fe, no es “caer”, y eso NO es lo que se expresa en estos versículos del NT que les he mostrado. Así que no salgas de aquí hoy preocupándote de que si quebrantan un mandamiento de Dios de que estás en peligro de que te despojen de tu salvación; no lo estás. Más bien, la resignación de nuestra fe significa negar expresamente nuestra creencia anterior de que Yeshua es el Señor. Estos pasajes del NT que acabamos de leer indican que aparentemente somos tan libres para renunciar a nuestra fe como éramos libres de aceptarla. Estas advertencias del NT simplemente siguen el patrón establecido en Deuteronomio; en medio de todo lo que Dios ha hecho por ellos, Israel se ha alejado de Dios y así Él los ha devuelto a Egipto.

Ahora bien, la buena noticia es que quien fue redimido (en Deuteronomio esto es Israel) y el que renuncia a Su fe, PUEDE volver a sus sentidos; puede ser llevado de vuelta a Dios. Y cuando lo haga, PUEDE reclamar Su redención. Por supuesto, veremos lo mismo con respecto a Israel un poco más tarde en el AT, pero en el NT nosotros tenemos al Apóstol Santiago explicar:

LBLA Santiago 5:19 Hermanos míos, si alguno de entre vosotros se extravía de la verdad y alguno le hace volver, 20 sepa[r] que el que hace volver a un pecador del error de su camino salvará su alma de muerte, y cubrirá multitud de pecados.

Santiago, hermano de Jesús, dice que, si un Creyente cae, está en peligro de muerte. ¿Qué clase de muerte? Obviamente la muerte eterna porque ese es el contexto; y debido a que a todos, salvados o sin salvar, se les asigna que su cuerpo físico muera una vez. Y Santiago dice que, si alguien ayuda a un antiguo Creyente a regresar a la fe, lo salvará de la muerte eterna.

No estoy aquí hoy para confirmar o negar cualquier doctrina que puedas creer sobre este difícil tema; pero voy a señalar que la respuesta está en los patrones.

El versículo 49 hasta el 52 de Deuteronomio continúa con la profecía de las maldiciones venideras sobre Israel en su inevitable caída. Una nación extranjera se abalanzará sobre Israel rápidamente, con fuerza y velocidad, y no mostrará piedad. Todo lo que los israelitas han trabajado durante siglos para lograr será aniquilado casi de la noche a la mañana. La gente se encerrará en sus ciudades y se enfrentará a la hambruna y la muerte; esto es hablar de la guerra de asedio, que por supuesto es exactamente lo que Israel enfrentó en contra de los babilonios y los romanos.

No quiero ser demasiado gráfico, pero estos versos finales son bastante espantosos, así que permítanme explicar lo que se está diciendo. El versículo 53 contempla el canibalismo. Algunas personas tendrán tanta hambre que se comerán a sus propios hijos. ¡De hecho, el versículo 54 hace un juego de palabras y explica que el más melindroso para comer, y el más aristocrático entre la élite de Israel no sólo se rebajará tan bajo como para comer a sus hijos (y estar contento por la comida), tampoco no querrá compartir nada con los suyos ni con esposa hambrienta!

Y para hacer el punto aún más completo, la esposa que es la más melindrosa para comer y de la élite aristocrática en realidad se comerá los restos del parto. Por cierto, de los 2 asedios en Jerusalén se registra que estas cosas horribles realmente ocurrieron.

Los versos finales de estas imágenes enfermiza son de la enfermedad y el desperdicio que viene como resultado de los miles de cadáveres que ya estaban apilados como leña en la ciudad asediada. En el versículo 68 se completa la reversión de la redención de Israel. El Señor enviará a los sobrevivientes (metafóricamente) de vuelta a Egipto. En el pasado, los señores egipcios aceptaban a Israel como esclavos y al menos les proporcionaban una vida de subsistencia; pero el Señor Dios dice, que esta vez Egipto ni siquiera los aceptará como esclavos (tan despreciados se han convertido).

Y para que NO haya malentendidos, las últimas palabras del capítulo 28, confirman que el pacto dado en Horeb (otro nombre para el Sinaí) y en Moab, es uno en el mismo pacto para que los israelitas no se confundan y piensen que las cosas han cambiado.

Voy a cerrar por hoy con este pensamiento: así como los términos del Pacto Mosaico no cambiaron entre el Sinaí y Moab, tampoco cambiaron entre Moab y el Calvario. Dios no dio un pacto “para siempre” en el Sinaí, lo revocó y dio uno nuevo “para siempre” en Moab. Tampoco nos dio lo que comúnmente se llama el Nuevo Pacto y revocó el anterior. ¿Cómo puedo saberlo? El Mesías lo dice.

LBLA Mateo 5:17 “ No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. 18 Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla. 19 Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.