Levítico
Lección 23 – Capítulo 16
Uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los creyentes que están despertando lentamente a nuestras raíces de fe hebreas y a la innegable realidad de que nuestro Mesías Jesús es plenamente judío, es cómo tratar con el contexto cultural pura y enteramente hebreo de la Palabra de Dios. Otro desafío que está un poco enredado con ése es uno que viene no de las doctrinas cristianas sino más bien de las doctrinas judías; y esto se llama generalmente Tradición. Al estudiar las leyes de la dieta contenidas en la Torah…… lo que comúnmente se llama Kashrut por los judíos pero que la comunidad gentil llama comer Kosher…………. deberíamos haber notado de inmediato cuán corta es la sección sobre las leyes de la dieta en Levítico 11 y cuán mínimos eran los requisitos dietéticos impuestos a Israel. En la mayoría de las Biblias, Levítico 11 ocupa menos de dos páginas; incluso si se le añade su homólogo en Deuteronomio 14, sería difícil llenar tres páginas enteras con las normas de alimentación kosher establecidas por Jehová.
Sin embargo, la Tradición Judía ha multiplicado estas básicas, simples y directas 3 páginas de ordenanzas de Dios con respecto a la alimentación en literalmente miles de páginas de reglas y prohibiciones, metidas en varios volúmenes. Para quienes deseamos tomarnos en serio la Torá de Dios, separar las tradiciones hebreas y las sentencias rabínicas, así como el dogma cristiano, de las palabras originales de Jehová no es una tarea fácil ni cómoda. Sin embargo, no hay necesidad de hacer que el culto y el aprendizaje sean estériles e insípidos; qué conservar como liturgia y enseñanza útiles y significativas, y qué dejar de lado, es difícil pero no imposible. Muchas tradiciones son bellas y conmovedoras, y están llenas de verdad y significado; pero otras pueden llevarnos por el mal camino, aunque en apariencia parezcan tan buenas. Este es precisamente el reto que se nos plantea al tratar Levítico 16, que trata principalmente de la importantísima observancia ritual ordenada por Dios llamada Yom Kippur……., el Día de la Expiación (que pronto trataremos).
Cuando me dispuse a leer la enorme cantidad de comentarios hebreos sobre este capítulo, me di cuenta de que muy pocos de ellos abordaban directamente Levítico 16; la mayoría se limitaba a explicar las antiguas tradiciones y las amplias normas rabínicas que se habían desarrollado a lo largo de los siglos en relación con la observancia del Yom Kippur. El cambio más drástico en la observancia del Yom Kippur tuvo lugar después del año 70 d.C., cuando la ciudad de Jerusalén y el Templo Sagrado fueron destruidos por el Imperio Romano. La ciudad fue rápidamente reconstruida, pero hasta el día de hoy el Templo no se ha vuelto a levantar.
Así que todos los rituales que hemos estado estudiando en Levítico, incluyendo los que estamos a punto de hacer, REQUERÍAN la presencia del Templo y sus altares y Sacerdocio para poder realizarse. Por lo tanto, es fácil imaginar por qué, si los judíos iban a seguir practicando estas preciadas fiestas y observancias de los días santos como lo habían hecho durante más de 1000 años…. y hacerlo DESPUÉS de que ya no hubiera un Templo que siempre había sido el centro necesario de las observancias…. tendrían que reinventar y modificar la forma en que interpretaban las instrucciones levíticas.
Dicho esto, no significa que DEBIERAN haberlo hecho. Lo que debían hacer era aceptar a Jesús como su Señor y Salvador. Lo que deberían haber hecho es hacer lo que se podía hacer sin un Templo y dejar el resto hasta que el Templo fuera reconstruido (según Ezequiel y Apocalipsis). Así que me gustaría introducir una advertencia para todos nosotros antes de dar un paso más en la lectura y comprensión y digestión de la Torá de Dios: debemos separar en todo momento las Leyes de Dios en la Torá Escritural de lo que los hombres, normalmente hombres hebreos, han dicho sobre esas Leyes en la Torá Oral. Gran parte de la liturgia cuidadosamente orquestada que siguen los judíos religiosos hoy en día a menudo sólo tiene una conexión bíblica limitada.
Así que, junto con la tendencia de casi 2000 años de los creyentes gentiles a eliminar cualquier vestigio de judaísmo de estos mismos pasajes, nos encontramos en los tiempos modernos atrapados entre la espada y la pared; la espada de la tradición judía y la pared de las interpretaciones alegóricas cristianas y la negación de la existencia continuada de la Torá. Desde luego, no estoy degradando ni criticando en modo alguno algunas de las bellas y significativas prácticas y formas judías de observar los días sagrados proclamados por Dios, a las que la Iglesia haría bien en prestar atención y considerar la posibilidad de adoptar de una forma u otra; pero no nos dejemos llevar por nuestro ferviente deseo de redescubrir nuestras raíces hebreas hasta el punto de olvidar distinguir entre las cosas consagradas de Dios y las cosas meramente encomiables de los hombres. Veamos lo que Dios tenía que decir sobre el Día de la Expiación, Yom Kippur.
LEER LEVÍTICO 16
En el pensamiento hebreo, y probablemente con razón, no hay acontecimiento más importante y necesario que Yom Kippur……., el Día de la Expiación. En pocas palabras, el propósito bíblico del Yom Kippur es doble: 1) purificar el Tabernáculo (y más tarde el Templo) de la inmundicia introducida en él y en su recinto tanto por los sacerdotes como por los ciudadanos. Y 2) purificar al pueblo, a los sacerdotes y al Sumo Sacerdote. Así que el objetivo era mantener un santuario ritualmente puro. Esto se debía a que, si la morada terrenal de Jehová estuviera contaminada, Él NO mantendría Su presencia allí; es imposible que Su Santidad infinita pudiera cohabitar con la inmundicia terrenal. Esto no es una suposición ya que la Escritura claramente establece esa premisa. Ahora bien, este punto de vista original y bíblico de que el objetivo de la observancia del Yom Kippur era purificar el santuario, con el tiempo dio paso, tras la destrucción del Templo, a un nuevo punto de vista según el cual el Yom Kippur era principalmente para el juicio y la expiación del pecado del pueblo de Israel. No una, sino dos veces, el Templo fue destruido; la primera vez resultó en su exilio a Babilonia, y la segunda en su dispersión en el Imperio Romano.
En ambas ocasiones el pueblo se encontró en la situación de no poder purificarse de su impureza y de no poder disponer de sacrificios de sangre para expiar sus pecados. No satisfechos con esa condición, o dispuestos a aceptar el juicio de Dios sobre ellos y la eventual provisión de restauración para ellos, comenzaron a usar su intelecto humano para idear formas de evitar el problema. El resultado en muchos casos fue la Tradición.
Entonces, ¿cómo es posible que el Tabernáculo se manchara de impureza? ¿Tan manchado que NECESITARA ser limpiado, cuando se prestaba una atención tan escrupulosa para asegurarse de que ninguna impureza se acercara al santuario sagrado? En realidad, podía ocurrir de varias maneras, como que un sacerdote no cumpliera correctamente con sus deberes, pero ignorara su error; o que accidentalmente entrara comida impura en el atrio; o que alguien muriera en los terrenos del Tabernáculo, o que alguien tocara a alguien que hubiera muerto entrando en los terrenos del Tabernáculo. Los capítulos 11-15 de Levítico dan amplios detalles sobre lo que constituye impureza y el hecho es que la impureza en un grado u otro, en un momento u otro, era inevitable para cada israelita.
Creo que una de las razones por las que nosotros, como Creyentes modernos, debemos ser enseñados y conocer estos rituales y reglas incluso después de que Jesús los haya transformado, es para ayudarnos a comprender la eterna seriedad de la inmundicia y que, en nuestro estado natural, sin Dios, NO hay forma de escapar de su dominio mortal sobre nosotros. La inmundicia está en todas partes; es un estado en el que la gente (los no creyentes) puede entrar incluso sin ningún fallo moral personal (recuerda el estado de inmundicia en el que entra una mujer que simplemente da a luz), y puede contraerse incluso por contacto accidental con personas y cosas inmundas. No había, y sigue sin haber, ninguna conexión entre evitar el pecado y evitar así la impureza. Al leer Levítico 16, podemos darnos cuenta de lo complejos y complicados que son estos rituales del Yom Kippur. Dios deja claro en el primer versículo lo PELIGROSO que es el trabajo del Sumo Sacerdote.
El versículo uno nos remonta al capítulo 10 cuando Jehová quemó a los hijos de Aarón, Nadav y Avihu, en una muestra pública de Su ira y de lo repentino de Su juicio sobre aquellos que transgreden Su santidad; más aún para aquellos que han sido apartados para la tarea. Así que en este punto de LEVÍTICO las horribles muertes de estos dos sacerdotes recién ordenados eran muy recientes; y de alguna manera tenemos a Jehová explicando a Moisés lo que los dos hijos de Aarón hicieron mal, y cómo los otros sacerdotes…especialmente Aarón el Sumo Sacerdote…podrían evitar un destino similar.
En paráfrasis Dios le dice a Moisés que ningún sacerdote puede entrar en el Lugar Santísimo, en la cámara de la presencia de Dios, excepto cuando Dios le llame a hacerlo. La pena por desobedecer este mandato es la muerte…….como si Moisés y varios miles de testigos horrorizados no se hubieran dado cuenta por sí mismos.
Hagamos una pausa por un momento para echar un balde de agua fría sobre una frase cantada en muchas bellas canciones cristianas: que como creyentes ahora entramos en el Lugar Santísimo. Esto NO ES CIERTO y viene como resultado de la insistencia de la iglesia en que el Antiguo Testamento sea usado como un tope de puerta ¡¡¡pero ya no estudiado como la Palabra de Dios!!! Como Creyentes NO entramos metafóricamente o de otra manera en la Cámara Santísima del santuario de Dios cuando somos salvos. Los sacerdotes comunes (que es a lo que somos equiparados en el Nuevo Testamento) pueden entrar SOLAMENTE a la cámara exterior del santuario santo, una cámara llamada el Lugar Santo. El Lugar Santísimo está reservado para el Padre y para Su Mediador, el Sumo Sacerdote.
Ya que el Mediador permanente y Sumo Sacerdote es Jesús, entonces es Él el único que puede estar en la presencia directa de Jehová en el Lugar Santísimo. A nosotros, como sacerdotes regulares de la posición de Sumo Sacerdote de Jesús, se nos permite entrar al Santuario de Dios; pero hasta que estos cuerpos corruptos sean entregados por unos transformados en el futuro, o sobre nuestra muerte cuando solamente nuestros espíritus limpios y santificados estén en el Cielo, no podemos acercarnos a Dios más que al Lugar Santo.
El versículo 3 dice que CUANDO en ese único día al año en que Aarón y todos sus sucesores Sumo Sacerdotes en los años siguientes eran permitidos y requeridos a entrar al Santo de los Santos, un toro joven para una ofrenda Hatta'at, la ofrenda de purificación sería requerido al igual que un Carnero para el 'Olah, la ofrenda quemada. A continuación, encontramos que las gloriosas vestiduras habituales que el Sumo Sacerdote usaba durante sus deberes diarios…… una túnica azul, una pechera enjoyada, y hermosas y costosas telas…. debían ser quitadas y en su lugar debía usar una ropa de lino blanco muy simple. Delante del pueblo, donde el Sumo Sacerdote realizaba sus tareas habituales, el fabuloso y costoso atuendo que vestía dejaba claro que el Sumo Sacerdote era el hombre más sagrado de Israel; y que como mediador de Dios estaba entre Israel y el Dios Todopoderoso.
Pero cuando estaba en la presencia de Jehová, la sencilla ropa blanca hecha de lino fino que el Sumo Sacerdote llevaba ahora simbolizaba el humilde estatus que incluso el hombre más santo de la tierra tenía en comparación con la incomparable santidad de Dios del Universo. Y, por supuesto, como ya esperábamos (y como estudiantes que hemos llegado tan lejos en la Torá, debemos entender que es algo obvio) antes de que Aarón se ponga las ropas de estos esclavos, debe purificarse con agua: …… debe sumergirse en Agua Viva para eliminar la impureza. No es una coincidencia que tanto Daniel como Ezequiel describan a los ángeles que están ante el Señor como vestidos con sencillas vestiduras blancas. Tampoco debemos pasar por alto las palabras de Apocalipsis 19:8 en cuanto a lo que algún día nosotros que somos Creyentes vestiremos cuando estemos delante de nuestro Señor: Apocalipsis 19:8 Y le fue dado vestirse de lino fino, resplandeciente y limpio; porque el lino fino son las acciones justas de los santos.
Los versículos 5 y 6 nos muestran esta naturaleza doble de los rituales de Yom Kippur: el pueblo de Israel en su conjunto…como nación o congregación…. debe entregar 2 machos cabríos como ofrenda nacional de Hatta'at (purificación); el Sumo Sacerdote, en este caso Aarón, debe entregar un toro joven como ofrenda personal de Hatta'at en su nombre. ofrenda Hatta'at personal en su nombre. Ahora empezamos a conocer las reglas y ordenanzas de lo que se ha dado en llamar el ritual del chivo expiatorio…. un ritual fascinante, rico en significado, que ha hipnotizado al pueblo judío durante siglos. Aarón debe tomar ambos machos cabríos y colocarlos FUERA del santuario del Tabernáculo. Luego echará suertes sobre los machos cabríos.
El resultado de las suertes determinará cuál de los dos machos cabríos se convertirá en el sacrificio Hatta'at para la purificación del pueblo de Israel; el otro se convertirá en el chivo expiatorio que será liberado. Es aquí, en el versículo 8, donde se presenta una de las frases más controvertidas de toda la Biblia; y dice del procedimiento para elegir el destino de los machos cabríos: «… una suerte paraJehová, y otra para Azazel .» ¿Qué o quién es Azazel? El debate sobre este tema es interminable, no sólo entre los eruditos cristianos, sino también entre los judíos. La mayoría de sus Biblias probablemente ni siquiera TIENEN la palabra «Azazel» en ellas; más bien, la palabra «chivo expiatorio» es sustituida; pero Azazel es el hebreo original y una buena concordancia le mostrará esa realidad. Parte del problema con este versículo es que, si se toma de la manera más literal, basándose en las costumbres de la época en que fue escrito, lo que significa no es muy cómodo para nosotros. Las interpretaciones más cómodas suelen ser dos: la primera es que Azazel es un sustantivo hebreo poco común que significa «destrucción completa».
La segunda es que el gran sabio hebreo Rashi dice que Azazel significa «precipicio rocoso»; ya que en la época de Cristo parte de la forma tradicional de tratar con el chivo expiatorio era empujarlo hacia atrás por un precipicio hasta su muerte. Sin embargo, estas dos interpretaciones no pasan la prueba del olfato. En primer lugar, no existe en las Escrituras el requisito de «despeñarse por un precipicio rocoso» (se añadió muchos años después) y, en segundo lugar, la única otra mención de esta palabra tan rara, «Azazel», en la literatura hebrea se encuentra en el libro de Enoc, que, por supuesto, no es inspirado, sino que forma parte de lo que los eruditos llaman literatura pseudoepigráfica. Y en Enoch Azazel es el nombre de un demonio específico.
La opinión más extendida y sostenida recientemente es que Azazel era, en efecto, un nombre atribuido a un demonio o a algún otro tipo de ser espiritual maligno que vivía en el desierto. La idea que vemos desarrollarse en estos versículos es que de los dos machos cabríos uno será un sacrificio santo a Jehová y el otro será enviado al desierto al dominio impío de Azazel, un demonio que representa, o incluso podría ser, Satanás. Exploraremos eso un poco más en unos minutos. El versículo 10 aclara algo que, como volveremos sobre el asunto de Azazel en breve, es un ingrediente importante; es que el macho cabrío, que se enviará a Azazel, se dejará vivo; en otras palabras, este macho cabrío no se sacrificará ni se considerará en modo alguno un sacrificio.
Se supone que morirá en el desierto, pero NO será sacrificado ritualmente. El macho cabrío que es «para Jehová», sin embargo, sí es un sacrificio y será sacrificado. El versículo 11 nos dice que una vez que las suertes son echadas y el destino de cada cabra es decidido, el toro del sacrificio (para la ofrenda de purificación) debe ser sacrificado en nombre de Aarón y su familia; y luego de las brasas calientes del Altar de la Ofrenda Quemada (donde el toro está siendo quemado) Aarón debe tomar un brasero lleno de estas brasas, añadir un poco de incienso especial, y luego entrar en el santuario. Ahora comienza realmente el peligro, ya que Aarón (el Sumo Sacerdote) está a punto de entrar en la presencia de Dios, que no tolerará ni un ápice de impureza en Su presencia.
Aarón toma su incensario humeante, o censor, descorre la cortina (el Parokhet) que separa el Lugar Santo del Santo, y entra en la morada terrenal de Jehová. Cuando se le hace un nudo en la garganta, Aarón se acerca al Kapporet, el propiciatorio, y deposita el censor junto a él. El humo, descrito como una nube, envuelve ahora el área entre las alas de los querubines que se elevan fuera del propiciatorio; éste es el lugar donde la presencia de Dios se encuentra con el hombre en la tierra. ¿Cuál es la importancia del humo que rodea el propiciatorio? Bueno, me vienen a la mente un par de puntos; en primer lugar, se dice que ningún hombre puede mirar a Dios y vivir.
El humo actuaba como un velo que permitía a Aarón mirar al Arca de la Alianza y al Kapporet… estar presente en la misma habitación con Dios; sin embargo, la nube de humo oscurecía a Dios de modo que Aarón no podía mirarle directamente. En segundo lugar, el humo, como nube, tiene algún tipo de vínculo obvio con la mención constante de que Dios viajaba con Israel en forma de nube. En resumen: la nube de humo no era para el beneficio de Dios…era como una protección para el Sumo Sacerdote…. «para que no muriera». Aarón moja el dedo en el recipiente de sangre de toro y rocía un poco de sangre en la parte delantera del Kapporet…el propiciatorio…la tapa que se encuentra sobre el Arca de la Alianza. Sabemos que es la parte delantera del propiciatorio donde se esparce la sangre porque se llama el extremo «este».
Y el Lugar Santísimo mira hacia el este. Luego Aarón hace lo mismo…usando exactamente 7 aspersiones…usando la sangre del macho cabrío sacrificado. Así que se presenta la sangre de ambos sacrificios…primero el de Aarón personalmente (el Toro) y segundo el del pueblo israelita en su conjunto (el macho cabrío) … y así se hace expiación por Aarón y por toda la congregación de Israel. El versículo 16 nos recuerda que el propósito ULTIMO de este procedimiento es limpiar el santuario DEL tum'ot ; es decir, de las impurezas provocadas por los israelitas, incluso las causadas por sus pecados. Recuerde que algunas impurezas NO son causadas por el pecado, y otras sí. Estos rituales purifican el Tabernáculo de toda clase de impurezas.
Creo que las últimas palabras de la última mitad del versículo 16 son especialmente conmovedoras; dice que Dios habita con Israel «…en medio de sus tum'ot ……en medio de todas sus impurezas». ¡Qué Dios tan grande! ¡Qué Dios tan misericordioso! A pesar de la inmundicia inherente de Israel, Dios eligió vivir en medio de ellos, para su beneficio, porque los amaba …sólo exigiendo que una vez al año Su santa morada fuera limpiada de toda esta contaminación hecha por el hombre que la contaminaba. Ahora que el santuario está purificado, otras cosas santas también necesitan ser purificadas. Así que en el versículo 18 el Altar de la ofrenda quemada tiene algo de la sangre del toro y de la cabra aplicada sobre él.
Luego, comenzando en el versículo 20, tenemos una de las demostraciones más asombrosas y altamente visuales de cómo nuestro pecado es tomado de nosotros, transferido a un sustituto, (que debe ser una criatura viviente inocente) y luego el pecado es quitado lejos de nosotros. No solo cubierto, sino que nos libramos de él. Básicamente entonces los Israelitas usando el Chivo Expiatorio era una sombra de lo que Jesús HaMashiach haría por nosotros de manera permanente. Incluso la ceremonia del Chivo Expiatorio por la cual todo lo que los Israelitas podían hacer era pararse impotentes, en asombro, y mirar como Dios hacía todo lo que era necesario para limpiarlos de sus pecados, es una sombra de nuestra posición hoy en día.
Aarón pone ambas manos sobre la cabeza del chivo expiatorio…el macho cabrío elegido para Azazel. Y, sobre este macho cabrío confiesa los pecados de Israel……todas las transgresiones de Israel durante el año pasado desde el Día de la Expiación del año anterior. Y el peso de las iniquidades de Israel se deposita sobre el macho cabrío, que es enviado al desierto…el desierto estéril…. para no volver jamás. Retomemos nuestra discusión sobre este Azazel. Se cree que Azazel es el demonio que gobierna el desierto. Si esto huele a magia y hechicería, entonces me temo que sí. Pero sólo porque la magia y la brujería hacen un uso pervertido del mundo espiritual creado divinamente no significa que el mundo espiritual no exista.
Sabemos que el desierto es a menudo considerado, bíblicamente, como un lugar de maldad y muerte así como la oscuridad (choshek) es considerada un rasgo maligno. Leemos que los demonios son expulsados y enviados al desierto, un lugar seco y simbólicamente sin vida. Ahora la pregunta con la que debemos luchar es la siguiente: ¿se pretende que Azazel sea simbólico del mal , o es literalmente el nombre de una fuerza maligna real, un gobernante demonio en particular? Antes de dar mi opinión al respecto, veamos lo que está ocurriendo. Se eligen dos machos cabríos; uno es para Dios, el otro es para algo que obviamente es anti-Dios. El que, por suertes, se decide que es para Dios….que es apartado para santidad…. será usado como sacrificio a Jehová.
Con su sangre serán expiados los pecados de Israel. El otro macho cabrío que es designado para la cosa que está en contra de Dios, esta cosa llamada Azazel, será usado como depositario y portador del pecado y la inmundicia de Israel. El Sumo Sacerdote, como mediador para el pueblo de Israel, transfiere ceremonialmente todo el pecado y la inmundicia de Israel en, o sobre, el chivo expiatorio…. el macho cabrío que ha sido designado como depositario del pecado de Azazel. El chivo expiatorio es conducido al desierto, y el pecado y la impureza de Israel son enviados lejos, al dominio de la fuerza maligna. El Azazel del libro de Enoc era un ser divino caído (un benei elohim, también llamado hijo de Dios) que tenía relaciones con mujeres humanas. Se le dio jurisdicción sobre la magia y la hechicería. Su dominio era la roca escarpada del desierto y fue exiliado para permanecer allí bajo la mirada vigilante de un ángel celestial muy poderoso.
Ahora permítanme afirmar enfáticamente, que la mayor parte de esto es una antigua leyenda hebrea. Sin embargo, es valioso para ayudarnos al menos a entender la visión judía de Azazel unos 100 años antes del nacimiento de Cristo. Me parece que lo que se relata aquí en Levítico 16 acerca del chivo expiatorio es que la fuente de todo mal, el diablo, Satanás, es simbolizado por Azazel; y Azazel es forzado a recibir de vuelta lo que él envió al mundo: pecado e inmundicia. Imagina este macho cabrío, llevando sobrenaturalmente con él todas las iniquidades de Israel que Dios ha quitado de ellos, dirigiéndose al dominio del Diablo; este macho cabrío, cargado con todo lo que el Maligno Una Vez había usado para tratar de derrotar a Dios por medio de derrotar a Su pueblo.
Es como si el enemigo lanzara una granada de mano por encima de la valla; sólo para que tú la recojas y la lances de nuevo a su regazo. Y no hay nada que él, Satanás, pueda hacer. En cierto modo, este chivo expiatorio es una muestra de la invencibilidad de Dios y de la inevitabilidad de su plan de redención: una demostración para que todos vean que Satanás sencillamente no puede derrotar los planes de Jehová. Dios, en mi opinión, se burla de Satanás en un aspecto del ritual del chivo expiatorio. Ahora un par de otros detalles y luego me gustaría hacer mención de cómo la observancia de Yom Kippur fue cambiada, sobre todo después de que el Templo fue destruido en el año 70 dC.
Los versículos 25-28 describen cómo sólo ciertas partes del sacrificio Hatta'at deben ser quemadas en el Altar, y otras partes deben ser llevadas fuera del campamento y quemadas. Sólo la grasa y ciertos cortes de carne, y ciertas entrañas se quemaban en el Altar de la ofrenda quemada; las pieles, el contenido de los intestinos del toro y de la cabra, y las porciones restantes de carne debían sacarse incluso del recinto de Israel. La idea aquí es la siguiente: esas partes ofrecidas a Dios eran un sacrificio ordenado; eran sagradas. La quema de esas partes envía un dulce aroma a Jehová; es algo muy positivo y obediente. Las partes restantes de esos animales, que son llevadas fuera del campamento a un lugar inmundo y quemadas en un fuego común de leña, NO son otra parte del sacrificio. Más bien el propósito es que estas partes sean destruidas por el fuego.
Es deshacerse de las partes que no son para Dios, partes que no son santas, y por lo tanto tienen menos que ningún valor. Es muy similar en principio a enviar el chivo expiatorio al desierto por lo que las cosas que NO son de Dios o para Dios…es decir, el pecado y la inmundicia…. se envían de vuelta al Adversario. A continuación, se especifica CUÁNDO ha de celebrarse el Día de la Expiación: el 10º día del 7º mes del año. Y en este día será un Sábado especial…. una especie de super-Sábado. Permítanme ser claro…este NO es el séptimo día de reposo. Es un Sábado diferente para un propósito diferente. A diferencia del Sábado del 7mo día, que debe ser un día de gozo y buena comida, el Sabbath del Día de la Expiación es un día, dice la Biblia, «para afligirse». Esto no está hablando de hacerse daño a uno mismo; esto está hablando de privarse de uno mismo.
Y la depravación comienza con el ayuno…, un alejamiento definitivo del Shabbat del séptimo día, en el que se sirve una comida copiosa y alegre. Si tuviera que usar una palabra familiar para el lema del Sábado de Yom Kippur sería « abstenerse ». Abstenerse de comer, de trabajar, de beber, de bañarse, de practicar sexo…… Si es algo que a uno le gusta, no debe hacerlo. Además, para aquellos que siguen queriendo decir, «oh, sí, pero esto era sólo para Israel»; mira lo que dice en el versículo 29: «…….esto es para el nativo y el forastero que habita entre vosotros». Es decir, la gente no nativa que se ha unido a Israel, incluso los esclavos que NO se han unido a Israel pero que están viviendo entre Israel, deben observar y beneficiarse de este Sábado especial para Yom Kippur. Porque ellos son a los ojos de Dios parte de la comunidad de Israel, así que ellos también DEBEN tener su inmundicia purgada y sus pecados expiados en este día asombroso.
Finalmente queda claro que Yom Kippur no es una ordenanza temporal; como dice en el versículo 34, ésta es una ley para las edades. Es permanente. Veamos ahora muy brevemente cómo ha evolucionado la observancia del Yom Kippur desde su instrucción en Levítico 16. Los judíos religiosos modernos continúan honrando el Yom Kippur como el más sagrado e importante de todos los días festivos. Pero en algún lugar a lo largo de la línea desde su creación los rabinos que eventualmente controlaron la religión de los hebreos decidieron que en el Día de la Expiación Dios supuestamente juzga a esa persona por el año pasado, determina si el nombre de esa persona será escrito en el Libro de la Vida para el próximo año, y ese juicio es sellado.
El proceso de juicio comienza 10 días antes en Rosh Hashanah, el Año Nuevo judío. Durante el período de 10 días entre Rosh Hashaná y Yom Kippur, se supone que la persona debe dedicar mucho tiempo a la reflexión interior y arrepentirse sinceramente como preparación para ese Día del Juicio. Como Yom Kippur es tan serio y sobrio, no se pueden celebrar bodas durante esos 10 días de penitencia. En Yom Kippur se da caridad especial a los pobres. Los miembros de algunas sectas ortodoxas llevarán vestimentas totalmente blancas en Yom Kippur (un vínculo obvio con las vestimentas especiales de Yom Kippur del Sumo Sacerdote de Israel). Y a diferencia de cualquier otro día del año, los hombres judíos llevarán Tallit , mantos de oración, en los servicios de la sinagoga por la NOCHE (en todas las demás circunstancias, la tradición es que los Tallit se utilicen sólo para los servicios de la sinagoga por la mañana).
Muchas cosas han cambiado con respecto al Yom Kippur. Antes se consideraba un día nacional de purificación y arrepentimiento, pero ahora tiene una orientación muy individualista. Como no había Templo después del 70 después de Cristo., los judíos se han encontrado en un aprieto: ¿cómo se purifican de su impureza y se expían sus pecados si no hay Templo donde sacrificar ni Sumo Sacerdote que haga expiación por ellos? Alrededor del año 800 d.C. surgió entre algunos judíos un ritual que muchos grupos ortodoxos siguen practicando hoy en día; se llama Kapparot. En este ritual, un hombre elige un gallo y una mujer elige una gallina, y los pollos se hacen girar literalmente sobre las cabezas de los fieles judíos 3 veces mientras oran en voz alta: « Este es mi sustituto, mi ofrenda vicaria, mi expiación; este pollo encontrará la muerte, pero yo hallaré una larga y agradable vida de paz ».
No creo que sea necesario hacer más comentarios sobre esta práctica. Otro punto de vista moderno es que lo que el Día de la Expiación solía conseguir mediante una serie de rituales levíticos, hoy se consigue mediante la oración, el arrepentimiento y las buenas acciones. De hecho, incluso el concepto del pecado original…, según el cual TODOS los seres humanos, incluidos los israelitas, nacen con una naturaleza pecaminosa……., ha dado paso a la creencia de que todo el mundo empieza la vida siendo bueno y puro, y que es totalmente posible mantenerse así. Por supuesto al afirmar esto en lugar de la verdad, eso significa que la salvación (como los Creyentes piensan de ella) ni siquiera es necesaria siempre y cuando un hombre pueda mantener la condición limpia y santa en la que nació; que de hecho un hombre PUEDE encontrar la justicia por sí mismo.
Que un hombre puede ser AUTO-justificado si sigue la Torah escrupulosamente. Reconociendo que ciertos pecados se consideran mucho más graves que otros, el judaísmo dice que los pecados graves como profanar el nombre de Dios no pueden expiarse simplemente con el arrepentimiento, la oración o la observancia de las tradiciones modernas del Día de la Expiación. Más bien es la propia muerte la que expía los pecados más graves. Así pues, con la muerte has pagado el precio de tu impureza y tu pecado, y a partir de ahora estás limpio y puedes vivir en el mundo venidero. ¿No es asombroso, y triste, hasta dónde llegará la gente…Israel, judíos y gentiles…, para evitar aceptar al Mesías Jesús?
Terminemos leyendo un pasaje del Nuevo Testamento que explica maravillosamente para qué es Yom Kippur, y cómo Jesús HaMashiach lo cumplirá (y ya ha cumplido algunos aspectos del mismo). Ahora que tenemos una idea mucho mejor de lo que son estos sacrificios y rituales levíticos, creo que encontrará hebreos 9 mucho más comprensible y significativo.
LEER HEBREOS 9
Como he dicho antes en esta lección, es Jesús quien ha entrado en el Lugar Santísimo, no nosotros. Hasta la muerte de Jesús, todos los rituales de sacrificio habían sido una sombra de lo que vendría. Ciertamente servían a su propósito inmediato y de hecho expiaban los pecados antes del advenimiento de Jesús. Pero Jesús lo llevaría todo a otro nivel más alto por medio de Su propia sangre.
La semana que viene hablaremos un poco más sobre el Yom Kippur y luego pasaremos a Levítico 17, que inicia una serie de capítulos que hablan de los principios básicos de dos aspectos importantes de la existencia de Israel que van estrechamente unidos: la comida y el sacrificio.