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Hechos Lección 18 – Capítulo 7 continuación

EL LIBRO DE HECHOS

Lección 18, Capítulo 7 continuación

Nosotros hemos entrado bastante en el discurso de Esteban del capítulo 7 de Hechos, el cual terminará en su muerte apedreado. Su discurso es esencialmente un recuento del registro de Israel de infidelidad hacia Dios, y de ser obstinadamente resentido con los profetas de Dios, comenzando por los patriarcas. Sus palabras no pretenden defenderse (algo que los acusadores esperaban); las mismas estaban destinadas a poner la culpa en sus acusadores. El discurso también pretende recordar a los miembros del Sanedrín, así como a los hombres enojados de la Sinagoga de los Hombres Libres que fueron los que arrastraron a Esteban al Tribunal Superior Judío y afirmaron que había blasfemado tanto a Dios como a Moisés, que la historia de los hebreos es todo sobre su rechazo a los profetas de Dios que traen mensajes de advertencia y castigo del Señor , y luego su desconcierto cuando son oprimidos por los extranjeros y exiliados de la Tierra Prometida.

Durante su discurso Esteban dibuja paralelismos intencionales entre José, Moisés, David y Yeshua. Esto enfurece aún más a todos los que estaban presentes. Pero en realidad Esteban estaba condenado casi desde el principio de su aceptación de Cristo debido a su trasfondo y su naturaleza. Esteban era un hombre franco, audaz y valiente que hoy probablemente calificaríamos como fanático. Él también era judío helenista, lo que significaba que su primer idioma era el griego. Si bien esta era la norma fuera de Judea, en Jerusalén era algo mal visto por los judíos de la Tierra Santa, a pesar de que el griego se escuchaba en todas partes de la ciudad santa. Parece que él también era un samaritano; un grupo de personas que fueron despreciados y rechazados por la comunidad judía más dominante. Ahora, como creyente en Yeshua como Mesías, era parte de una pequeña facción minoritaria dentro del judaísmo; una razón cuya existencia (adorar al hijo del carpintero fallecido de Nazaret como el Mesías Judío) no fue aceptada como legítima por la mayoría del resto del judaísmo. Esteban era un paria para los judíos, para el judaísmo, para el templo y para la sinagoga, y parecía haber hecho todo lo posible para hablar lo que tenía en la cabeza a cualquiera que escuchara. Él estaba a punto de pagar el precio final por su postura intransigente sobre Yeshua.

Vamos a Volver a leer la última mitad del capítulo 7 de Hechos.

VOLVAMOS A LEER HECHOS CAPÍTULO 7:35 – hasta el final

Recordando que la razón del juicio de Esteban es que supuestamente blasfemó a Moisés, Esteban recuerda a sus acusadores que sus antepasados siendo cautivos en Egipto no querían obedecer a Moisés, incluso después de todos los milagros y señales que realizó allí. De hecho, unas semanas después de su huida de Egipto (y su faraón tiránico), muchos de los hebreos comenzaron a volver sus corazones hacia Egipto. Esteban refuta la acusación en su contra de oponerse a Moisés, al declarar que Moisés era gobernante y rescatador de Israel. Por supuesto, a menos que Esteban fuera ingenuo, sabía muy bien que la acusación en su contra no era que en realidad estuviera en contra de Moisés el hombre; fue que Esteban cuestionó las Tradiciones de los Ancianos (Torá Oral) que la Sinagoga insistió en que fuese lo que Moisés enseñara. En términos cristianos, Esteban desafió las doctrinas de la iglesia local.

Esteban hace un comentario en el versículo 37 que cita Deuteronomio 18:15, obviamente haciendo el punto de que el Maestro de Esteban, Yeshua, es al que se está haciendo referencia. Leamos todo el pasaje de Deuteronomio para entender el punto de Esteban.

Deuteronomio 18:15-19 LBLA

15 Un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará el Señor tu Dios; a él oiréis.

 16 Esto es conforme a todo lo que pediste al Señor tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: «No vuelva yo a oír la voz del Señor mi Dios, no vuelva a ver este gran fuego, no sea que muera».

 17 Y el Señor me dijo: «Bien han hablado en lo que han dicho.

 18 Un profeta como tú levantaré de entre sus hermanos, y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mande.

 19 Y sucederá que a cualquiera que no oiga mis palabras que él ha de hablar en mi nombre, yo mismo le pediré cuenta.

Primero, Esteban está diciendo que esta es una profecía mesiánica de Moisés. Yeshua dijo una vez esto sobre Moisés en Juan capítulo 5:

45 No penséis que yo os acusaré delante del Padre; el que os acusa es Moisés, en quien vosotros habéis puesto vuestra esperanza.

 46 Porque si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.

 47 Pero si no creéis sus escritos, ¿cómo creeréis mis palabras?

Esteban se está refiriendo a lo que Yeshua acaba de citar.

En segundo lugar, Esteban está diciendo que Israel debería estar esperando a este nuevo profeta y deben entender que va a ser en el molde de Moisés, más que en el molde del rey David (y en el molde del rey David es lo que el judaísmo generalmente esperaba, y sigue esperando, el Mesías para ser). Tercero es que este profeta del que Moisés habla será uno de su parentela, lo que significa que será hebreo. Y finalmente, ya que Dios levantará a este profeta como Moisés, y Dios pondrá Sus propias palabras en la boca de este profeta como lo hizo con Moisés, entonces aquellos que se niegan a escucharlo están desobedeciendo directamente a Dios y serán considerados personalmente responsables ante Dios por su pecado.

Por lo que Esteban dice que el pueblo rechazó a su libertador, Moisés; y aún más cuando Moisés subió al Monte Sinaí para recibir la Palabra de Dios se impacientaron por su regreso, por lo que durante su ausencia comenzaron a idear otras maneras de satisfacer sus anhelos y deseos. Los israelitas comenzaron a adorar a otros dioses, específicamente haciendo un dios becerro, ofreciéndole un sacrificio a él, y celebrando lo que habían hecho con sus propias manos. ¿El resultado? Dios se alejó de ellos.

Hagamos una pausa por un segundo y enfrentemos algo que nadie en la Iglesia institucional moderna quiere oír, pero lamentablemente, es así: esta descripción de lo que hicieron los israelitas mientras esperaban que Moisés regresara, es precisamente lo que le está sucediendo a muchos cristianos mientras esperamos el regreso de Yeshua. Moisés vino porque Dios lo envió, y Moisés redimió al pueblo de Dios. Cristo vino porque Dios lo envió, y Cristo redimió al pueblo de Dios. Moisés ascendió a la cima del Monte Sinaí, para alli estar con Dios y recibir la Palabra de Dios directamente de Dios. Cristo ascendió al verdadero lugar de morada de Dios, el Cielo, para recibir la Palabra de Dios directamente de Dios Su Padre. Moisés y el Mesías Yeshua prometieron que volverían después de un tiempo de estar con el Padre.

Pero el pueblo de Israel se inquietó y se cansó de esperar, y decidió que Moisés tal vez no iba a regresar, o se había retrasado indefinidamente. Querían respuestas y soluciones en el momento. Empezaron a dudar de Moisés, así que se regresaron de nuevo a sus viejos caminos, y determinaron que su intelecto y su capacidad para crear sus propias soluciones con sus propias manos era el camino correcto. Ellos encontraron en el hermano de Moisés, Aaron un líder religioso dispuesto a seguirlos. El resultado fue que ellos adoraron a un dios que no era su dios (ni siquiera era real), aunque ellos estaban seguros de que estaban adorando a su dios. El cristianismo durante los 2000 años que Cristo está ausente se ha impacientado. La Palabra de Dios se ha vuelto antigua y cansosa entre muchos seguidores, por lo que millones de cristianos han regresado de nuevo a sus viejos caminos, ya no confiando en el Mediador de Dios, Yeshua, y por asociación tampoco en Su Palabra, la Biblia. En cambio, algunos de nuestros líderes religiosos han utilizado sus propios intelectos y agendas para crear nuevas doctrinas y formas hechas con sus propias manos y mentes que son agradables a sus seguidores.

Poco a poco, estas nuevas doctrinas han hecho que la Biblia sea reducida desde su original. Al principio, la Iglesia romana redujo el Antiguo Testamento por ser uno irrelevante para los cristianos; hoy en día muchos líderes de diferentes denominaciones advierten que simplemente leer el Antiguo Testamento es peligroso para nuestra fe. Por lo tanto, es una práctica común en nuestro tiempo que una Biblia no contenga el Antiguo Testamento (especialmente para los nuevos creyentes) sólo el Nuevo. Inevitablemente, el Nuevo Testamento también se ha visto abatido por el argumento de que realmente todo lo que importa es nuestra salvación en Cristo; cualquier cosa y todo lo que no sea es secundario u opcional.  La forma en que vivimos nuestra vida después de nuestra salvación no es tan importante; sólo que nuestro boleto al Cielo ha sido validado. En esta tierra nuestro único deber real es “amar”, de cualquier manera, que elijamos para definir el amor. Así que sobre todo, sólo los Evangelios importan junto con tal vez algunos pasajes selectos de los escritos de Pablo. Por lo tanto, una “Biblia” que consiste sólo en los Evangelios es ahora común y es a menudo lo que los evangelistas les dan a nuevos prospectos. Imagínese el mensaje que esto envía aquellos que buscan de Dios.

El resultado es que demasiados cristianos ahora adoran a un dios y a un salvador que tiene poca semejanza con el Dios y Salvador de las Escrituras. Hace mucho tiempo les enseñé que sólo hay 2 maneras de conocer a Dios: Su nombre y Sus características.

Cuando los creyentes ya no conocen, o quieren conocer, las características de Dios más allá del amor y la misericordia, y no piensan que tenemos ninguna obligación de aprender Su Palabra o de obedecer Sus mandamientos, estamos adorando a un dios que es un producto de nuestros intelectos y que es tan falso como el dios de becerro que fue creado por las manos humanas en el desierto. Que un grupo sustancial de israelitas creó como dios a uno de becerro y fue una prueba para sí mismos de que debía ser correcto y verdadero. Que muchos, tal vez la mayoría de los cristianos se han creído las nuevas definiciones artificiales de Dios, del Mesías y de Su Palabra, significa para los creyentes que debe ser correcta y verdadera.

Dios usó a los más pequeños y menos prominentes de las tribus de Israel, los levitas, para librar a Israel de los líderes de adoradores de becerros y restaurar la verdad. Dios está en proceso hoy de levantar al grupo más pequeño de creyentes que anhelan aprender Su Palabra, redescubrir la verdad escrita de Dios, restablecer los tiempos designados ordenados por Dios y las prácticas de adoración, y obedecer Sus mandamientos. La historia de los israelitas es perfectamente paralela a la historia del cristianismo.

Si creen que este no es el caso, considere la siguiente cita de las Escrituras de Esteban, que está tomada del Libro de Amós capítulo 5:25 – 27. Y, por cierto, si tuvieras que comparar esta cita de Esteban como se presenta en Hechos con lo que se encuentra en Amós en la versión CJB (la Biblia Completa Judía solo disponible en inglés y en la clase de Torá usamos la Biblia en español LBLA), encontrarás diferencias claras porque la CJB se basa en la Biblia Hebrea Masorética. La cita que encontramos proveniente de la boca de Esteban en este pasaje en Hechos está tomada de la Septuaginta griega. Esto señala una vez más cómo la Sinagoga difería del Templo, ya que la gran mayoría de las sinagogas eran helenistas.

Para que todos podamos seguir la lectura juntos, volveré a citar exactamente lo que se registró que Esteban dijo en Hechos 7:42 y 43:

42 Pero Dios se apartó de ellos y los entregó para que sirvieran al ejército del cielo], como está escrito en el libro de los profetas: ¿Acaso fue a mí a quien ofrecisteis víctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, casa de Israel?

 43 También llevasteis el tabernáculo de Moloc, y la estrella del dios Rentan, las imágenes que hicisteis para adorarlas. Yo también os deportaré más allá de Babilonia.

Esto fue lo que el profeta Amós dijo a los israelitas que era su historia y su condición; decir que a los oyentes de Amos no les gustó mucho lo que oyeron es un eufemismo monumental. Por consiguiente, pocos creyeron lo que el profeta de Dios Amós dijo sobre Israel y a Israel. ¿Por qué ellos no lo aceptaron? Su respuesta habría sido: “¿Cuándo fue que nosotros nos reunimos en el lugar de adoración de Moloc?” ¿Cuándo adoramos al dios Reifan?” Es decir, Israel no sentía que estaban adorando a otros dioses; creyeron sinceramente que estaban adorando a su dios Jehová; pero de hecho el dios que adoraban era el dios que ellos imaginaban. Por lo tanto, Jehová los envió lejos de Él. Lo mismo está sucediendo hoy en lugares de culto cristianos en todo el mundo (afortunadamente no todos, por supuesto).

Así que la pregunta para los creyentes es: ¿reaccionarás como lo hizo la multitud cuando Pedro se puso delante de ellos y los acusó de creer en falsas doctrinas de los hombres y rechazar la verdadera Palabra de Dios, por la cual se arrepintieron y querían saber cómo cambiar? ¿O reaccionarán como lo hicieron los del sanedrín y los miembros de la Sinagoga cuando Esteban los acusó, y endurecieron sus corazones y mentes y exigieron que otro de los profetas de Dios, Esteban, que les trajo esta Palabra de Dios fuera asesinado?

A partir del versículo 44, el discurso de Esteban cambia un poco a la cuestión del Templo. Esta fue otra acusación de la Sinagoga; es decir, Esteban estaba supuestamente hablando en contra del Templo afirmando que Yeshua lo destruiría. La narración del Templo nos lleva a la época del rey David, otra figura mesiánica bien reconocida por todos los judíos. La saga comienza con el Tabernáculo del Desierto, una tienda de campaña. Dios le ordenó a Moisés que hiciera esta tienda exactamente como el modelo que Moisés les mostró. Después de que Moisés fue reemplazado por Josué, Josué hizo que la tienda fuera traída a la tierra y colocada en Shiloh. La misma permaneció allí hasta el rey David (no durante todo el tiempo, ya que fue trasladado a Nob antes de David). Y Esteban dice que David buscó el permiso de Dios para construir un templo, un lugar de morada para el Señor, pero que su hijo Salomón fue quien realmente lo construyó.

Esteban vuelve a señalar algo que los judíos no querían oír: Dios NO pidió un templo, Él no BUSCÓ un templo para sí mismo y Él sólo esencialmente mostró misericordia a David al permitirle que el hijo de David construyera un templo, porque David lo deseaba. En el versículo 48 Esteban vuelve a explicar la cuestión de las cosas hechas por el hombre que se utilizan para adorar a Dios. Esteban dice que Dios no vive en lugares hechos por manos humanas. Wow; eso NO es lo que las autoridades de los Saduceos y del Templo creían y tampoco los de la Sinagoga. Esteban continúa y cita la verdad de la Sagrada Escritura de Isaías 66:1 y 2

LBLA Isaias 66:1 Así dice el Señor: El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies.
¿Dónde, pues, está la casa que podríais edificarme? ¿Dónde está el lugar de mi reposo?

Todo esto lo hizo mi mano, y así todas estas cosas llegaron a ser —declara el Señor.
Pero a este miraré: al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra.

Dios conoce muy bien cómo los humanos están hechos. Si tu levantas un templo o un santuario, el mismo a menudo llegará a ser más importante que aquel en cuyo honor fue construido. ¡Nos encanta construir grandes edificios religiosos porque hacen que Estados Unidos se sienta orgulloso! Creemos seriamente que estamos haciendo algo por Dios cuando construimos lugares monumentales y los llamamos santos santuarios. Cuántas veces he oído a pastores y ancianos en las reuniones de construcción de iglesias, hablar sobre la necesidad de gastar enormes cantidades y hacer las cosas especialmente bellas porque queremos darle lo mejor a Dios. Pero lo “mejor” que Dios quiere de sus adoradores es lo mejor de los frutos de los dones espirituales que nos ha dado para que los utilicemos para beneficiar a los demás y al Reino de Dios; no los mejores edificios más lujosos que el dinero puede comprar.

Muy a menudo pensamos inconscientemente que Dios está más presente en un edificio de iglesia o sinagoga que en cualquier otro lugar; y cuanto más grandioso es un edificio, más presente está. Pero como se señala una y otra vez en la Sagrada Escritura, nada hecho con las manos humanas es lo suficientemente perfecto para que haga que inflija a Dios a morar allí, y tampoco los seres humanos nunca podrán construir una estructura que contenga a Dios. Incluso cuando se trata de altares de sacrificio Dios no quiere nada elegante, porque los seres humanos no sólo no pueden perfeccionar lo que Dios ya ha creado, todo lo que podemos hacer es profanar lo que ya ha hecho cuando tratamos de modificarlo y hacerlo mejor de acuerdo con nuestras normas. Muy temprano en los mandamientos de la Torá de Dios, Él habla sobre este principio.

Exodo 20:21-22 LBLA

 24 Harás un altar de tierra para mí, y sobre él sacrificarás tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus bueyes; en todo lugar donde yo haga recordar mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.

25 Y si me haces un altar de piedra, no lo construirás de piedras labradas; porque si alzas tu cincel sobre él, lo profanarás.

Las piedras que se encuentran en el suelo son más preferibles al Señor que cortarlas, pulirlas, adornarlas y juntarlas para hacer un hermoso altar. ¿Por qué? Porque la creación de Dios es perfecta tal como es. Nuestros intentos de mejorar estas cosas, y luego usarlas para honrar a Dios, son en vano. Así que, el punto de Esteban es que el edificio del Templo se le da un lugar muy alto. No es algo que Dios quisiera en primer lugar; es simplemente algo que permitió por el bien del rey David y Salomón y por Israel.  Pero al Él permitirlo hacerlo esto vino con advertencias que acabamos de leer en Éxodo. Sin embargo, Salomón construyó un templo tan grande, lujoso y caro que los extranjeros viajaban a Jerusalén sólo para verlo. ¿Y a quién crees que recibió elogios por ese templo? ¡Salomón! Que es exactamente lo que él esperaba.

Por lo que el Templo había tomado una vida propia. El edificio era lo que importaba al sacerdocio, a los saduceos y a la mayoría de los judíos. Era un símbolo nacional y un punto de orgullo. Lo que pasaba en ese edificio era secundario. De hecho, debemos recordar que el único lugar en el Templo en el que la presencia de Dios apareció era encima del Arca del Pacto. Bueno, desde la destrucción del Templo y el exilio a Babilonia el Arca había desaparecido. Cuando Nehemías y Esdras construyeron el nuevo templo, no había Arca del Pacto en el Lugar Santísimo; y el mismo permaneció vacío hasta la época de Cristo y hasta la profetizada destrucción del templo por los romanos en el 70 D.C. Es correcto: el Templo no había tenido el Arca del Pacto, y presumiblemente la presencia de Dios no había estado allí, desde el exilio babilónico y posterior al regreso.

Así que Esteban les está diciendo que el magnífico Templo no fue idea de Dios, fue una idea humana. Pero al rey David no le importaba; quería un templo para su Dios al igual que los otros reyes tenían templos para sus dioses. Y luego, a medida que el discurso de Esteban se intensifica, él los golpea fuertemente. “Ustedes que son duros de cerviz tieso con corazones y oídos que no están circuncidados! Tú te opones al Espíritu Santo. Haces las mismas cosas que tus malvados padres hicieron.

Pero tan audaz y ofensivo como todo lo que era, Esteban entonces arremete con todo; ‘Tus padres mataron a los que contaron de antemano sobre la venida del Justo (el Tzaddik, que significa el Mesías), ¡pero ustedes fueron los que realmente asesinaron al Justo profetizado cuando llegó! Sin embargo, ustedes dicen ser los que reciben la Torá, pero no la guardan’. La vida de Esteban había llegado a su fin. Él había confrontado a la Sinagoga y las autoridades del Templo y ellos no iban a tomar esta humillación ligeramente.

La mayor parte de lo que dijo Esteban no necesita ninguna explicación; sin embargo, mira como el dice que “usted dice ser los que recibieron la Torá”. Obviamente fue Moisés quien recibió la Torá 1300 años antes y no esta gente con la que estaba hablando.  No; como hemos discutido Esteban estaba usando el lenguaje estándar de la sinagoga y los procesos de pensamiento cuando utiliza la palabra “Torá”. Se dijo que los líderes religiosos (Rabinos) de la Sinagoga estaban “recibiendo la Torá”, pero a lo que ellos y Esteban se referían era a la Torá Oral, Tradiciones de los Ancianos, que veían como divina y a la par de la Torá original de Moisés, tal como se dio en el Monte Sinaí. Las palabras de Esteban demuestran la falta de distinción en la mente de los judíos de esos días entre las doctrinas hechas por el hombre frente a la Torá de Moisés, hecha por Dios: Génesis hasta Deuteronomio. Tenemos precisamente la misma condición entre tantos creyentes hoy en día en el cristianismo, y gran parte del judaísmo mesiánico. Puede ser difícil desenredar doctrinas, costumbres y tradiciones de la Verdadera Palabra de Dios. Y tratar de hacerlo, y hablar de ello, a menudo trae gran ira y disensión. Es por eso que no había muchos profetas de Dios de los que oímos hablar en la Biblia, y también es por eso que sus vidas rara vez fueron agradables. Los humanos de todas las edades y épocas quieren escuchar lo que queremos oír; y quieren creer lo que nos hace sentir cómodos. Sólo a veces los creyentes de Dios están en una búsqueda real de la verdad; la mayoría de las veces buscamos encontrar un líder o congregación que valide lo que tenemos predeterminado que preferimos creer.

A partir del versículo 54, vemos la muerte de Esteban. El crujir de los dientes es un modismo bíblico que habla de una profunda molestia, ansiedad o frustración y se nos dice que esta es la condición emocional de aquellos que escucharon las palabras de Esteban; no soportaban oír una palabra más. Con Esteban sabiendo con certeza que tenía pocos minutos de vida, el Señor le da a Esteban una paz que sobrepasa todo entendimiento. Y Dios hace esto, llenando a Esteban con Su Espíritu de tal manera que el rostro de Esteban irradia y se le da una visión del Cielo por medio del cual ve a Cristo de pie a la diestra de Dios. Aunque la declaración de Esteban es un recordatorio del Salmo 110:1 y Daniel 7:13, el mismo necesariamente no refleja precisamente ninguno de los dos. Sin embargo, me queda claro que el propósito de Esteban no es necesariamente citar directamente las Escrituras, sino describir lo que él veía como un cumplimiento de esos 2 pasajes de las Escrituras. Y como Hijo del Hombre era un epíteto bien conocido por el cual Yeshua le gustaba llamarse a sí mismo, no había más lugar a la duda entre los presentes: Esteban afirmaba que Yeshua estaba en el cielo con Dios. Ningún segmento del judaísmo en este momento, excepto para los seguidores de Yeshua, creía que un ser humano (incluyendo a los judíos), incluso en espíritu, podía ascender al Cielo y estar en la presencia de Dios. Esto iba en contra de todas las doctrinas judías.

Esta fue la gota que colmó el vaso; toda restricción desapareció. Los versículos 57 y 58 describen brevemente el apedrear de Esteban. Debido a que el apedrear ha demostrado ser la forma estándar de ejecución utilizada entre los hebreos durante el período bíblico, vamos a explorarlo un poco para entenderlo mejor. El Antiguo Testamento nos da 18 casos en los que se pide la pena capital; entre ellos se encuentran comportamientos sexuales inmorales, blasfemia, incesto, profanamiento del Shabbat, asesinato e idolatría. Cuando leemos que Esteban fue llevado apresuradamente fuera de la ciudad para ser apedreado, esto refleja las leyes sobre el apedrear y las ejecuciones en general. En el Mishnah, sección Sanedrín parte 6, está la información detallada sobre apedrear. Ahora bien, mientras que el Mishnah no fue creado hasta alrededor de 170 años después de apedrear a Esteban, hay una amplia evidencia que sugiere que estas mismas reglas que estamos a punto de escuchar se aplicaron durante la era del Nuevo Testamento. Citaré sólo algunas partes del Mishnah para que aprendamos cómo se llevó a cabo este procedimiento.

“Cuando se ha dictado la sentencia de apedrear, lo llevan para ser apedreado. El lugar donde apedreaban estaba fuera, lejos de la corte, ya que está escrito, sacan al que ha maldecido el campamento (Lev. 24:14).  Un hombre se para frente a la corte (el Sanedrín) con una toalla en la mano, y otra está montado en un caballo…lo suficientemente cerca como para verlo. Si uno en el tribunal dijo: ‘Tengo algo que discutir a favor de su absolución’, ese hombre agita la toalla y el caballo corre y le impide ser apedreado……………. El lugar de apedrear era el doble de la altura de un hombre. Uno de los testigos lo tumbaba…si moría,  eso era suficiente… si no, un segundo testigo tomaba una piedra y la dejaba caer en su corazón …..sí moría eso era suficiente. Si no, era apedreado por todo Israel, porque está escrito la mano del testigo será primero sobre él para matarlo y después la mano de todo el pueblo (Deut. 17:7).”

Así que la idea es que primero el condenado debe pararse en un lugar elevado, y luego es empujado fuera de ese lugar por un testigo, tal que con suerte caiga sobre su cabeza y muera. Si sólo está herido y no muerto, entonces un segundo testigo debe tomar una gran piedra pesada y tirarla sobre su pecho con la idea de que rompiera algunas de las costillas y lo haría incapaz de respirar. Si eso no hace el truco, entonces todos los demás presentes deben lanzarle piedras hasta que muera. Bastante brutal. Los testigos son aquellos que hacen las acusaciones en el juicio, y dan testimonio en contra del acusado. En nuestro caso, se nos dice directamente que los testigos eran falsos; eran mentirosos. Por consiguiente, causando la muerte injusta de una persona inocente, la Ley era que los falsos testigos eran ahora asesinos y ellos mismos estaban sujetos a la pena capital, que incluía la separación permanente de Dios.

Nuestro verso dice que la multitud sacó a Esteban fuera de la ciudad; esto cumplía con la Ley de la Torá que dice que ni la ejecución ni el entierro podían ocurrir “dentro del campo” (en este caso los límites de la ciudad de Jerusalén) porque la muerte causa impureza ritual.  Por lo que tenemos aquí un auténtico relato de como el apedrear se realizaba de acuerdo con la Ley.

Pero aquí también nos presentan por primera vez a Sha’ul, Pablo, con una ligera mención. La mayoría de las versiones bíblicas dicen que los testigos (los verdugos) pusieron sus abrigos a los pies de Pablo.

Es difícil estar seguro, pero parece que Pablo está desempeñando algún tipo de papel oficial en la ejecución (posiblemente como oficial del Sanedrín), y no era simplemente una persona al azar o conveniente para sostener y proteger las vestiduras exteriores de aquellos que hacían el apedrear. En Hechos 22:19 y 20 Pablo admite su participación en este evento.

Seamos claros; algunos comentaristas bíblicos tratan de hacer de esto una ejecución ilegal. Eso no es verdad. En Hechos 6:15 se nos dice específicamente que todos en el Sanedrín estaban presentes al ver el resplandor en la cara de Esteban al hacer su caso. Así que tal vez aunque no todo paso desde un punto de vista técnico, esta ejecución fue legal y totalmente sancionada por el Tribunal Superior Judío con el Sumo Sacerdote Caifás oficiandolo. No fue de ninguna manera un linchamiento a un ciudadano.

El capítulo 7 concluye con Esteban gritando casi las mismas palabras que Cristo hizo cuando estaba a punto de morir: “Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Pero antes de eso encomienda su espíritu a Yeshua mientras las rocas lo golpeaban derribándolo a la inconsciencia.

A nosotros se nos dicen que él no murió, sino que se durmió. Si bien decir “dormirse” para describir la muerte de uno no es inusual en la Biblia, la misma siempre se utiliza para la muerte de una persona justa. Es mi convicción personal que la razón por la que se utiliza “se durmió” en lugar de “muerto” es una visión de la posibilidad de la resurrección.

Cerremos con esta maravillosa esperanza que está disponible para todos los que confían en el Mesías Yeshua, tomada de 1 Corintios.

1Corintios 15:51-58

51 He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos, pero todos seremos transformados

 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

 53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.

54 Pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Devorada ha sido la muerte en victoria.

 55 ¿Dónde está, OH MUERTE, ¿TU VICTORIA? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón?

 56 El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley;

 57 pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

 58 Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

La muerte es definitiva para los que no son salvos; pero la muerte para los redimidos en el Mesías se asemeja más a un “dormir” pacíficamente. La muerte para los que no son creyentes es su propio fin; el dormir es temporal con un despertar cuando se termina. Esteban, ciertamente, se durmió.

Comenzaremos el capítulo 8 de Hechos la próxima semana.