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Lección 15 – Éxodo 17 & 18

Lección 15 – Éxodo 17 & 18

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Éxodo

Lección 15 Capítulos 17 y 18

Al dejar atrás el establecimiento de un suministro diario de alimentos para los Israelitas, algo llamado Man hu (queriendo decir “¿qué es esto?), vamos a movernos a Éxodo capítulo 17. 

LEER ÉXODO CAPÍTULO DIECISIETE completo 

Al comenzar el capítulo 17 de Éxodo, nosotros tenemos a los Israelitas dejando el desierto de Sin, y moviéndose hacia el Monte Sinaí, también conocido como el Monte Horeb, también conocido como la Montaña de Dios. Uno se puede preguntar si ellos habían entendido el significado de los hechos de las últimas semanas, o tenían alguna corazonada que Dios estaba en el proceso de moldearlos y darles forma. ¿Acaso podría ser posible que los milagros de las plagas en contra de Egipto, la liberación de la esclavitud de los hebreos, la separación del Mar Rojo, y el convertir las aguas amargas de Mara en agua dulce potable, podría ser olvidado tan rápido en solo unos cuantos días; su fe subiendo y bajando como un elevador? ¿Cómo puede ser que la nube visible que les guio por el camino día y noche, la misma presencia real de Dios delante de ellos, no era lo suficiente para asegurarles a ellos en todo momento que Dios estaba bajo control? 

Pero, tal era el caso con estas personas débiles, beligerantes, e inseguras. Confiemos que no sea así con nosotros, también. Una vez más, ellos necesitaban agua.

Eran humanos, y estaban en un desierto infértil, y el agua era una necesidad de vida y una preocupación lógica. Su viaje era necesariamente moviéndose de un oasis a otro oasis; la comida ya no era un problema, pero el agua siempre fue un problema para los habitantes nómadas. No hay indicación que los Israelitas ni tan siquiera pensaron acercarse a Dios debido a su necesidad de agua; más bien ellos se quejaron……se preocuparon…ellos dudaron y temieron. Y, ellos culparon…. A Moisés y a Jehová. Ahora, esta situación era un poco diferente que cuando necesitaron agua; por qué a donde Moisés los llevó esta vez no había ni una pizca de agua, lo cual era extraño. Moisés era un habitante del desierto con mucha experiencia, ya que vivió en Madián….y yo sugiero que fue solo unas pocas millas de donde el pueblo de Israel estaba, sediento, en ese mismo momento. El solo los hubiese llevado a un lugar donde normalmente encontrarían agua. Así que, probablemente nosotros estamos tratando con alguna condición de sequía inusual en la Península de Arabia, y la fuente de agua que Moisés esperaba que estuviera presente (cerca de Refidim) estaba seca. Naturalmente, esto era potencial para un desastre. 

Aun así, uno pudiera razonablemente asumir que Israel iba a recordar lo que sucedió unas cuantas semanas antes, cuando en el manantial amargo en Mara Dios milagrosamente convirtió el agua potable. Pero, aparentemente, a ellos no solo se les olvidó el interés de Dios en satisfacer sus necesidades básicas de agua, sino que nunca captaron el significado y la lección contenida dentro de SU solución. Vamos a repasar a Mara por solo un momento. 

En el capítulo 15, nosotros vemos a Israel quejándose y con necesidad de agua. Moisés les trae a un manantial, un oasis que, en su estado natural tenía agua que estaba bastante amarga para tomar. Pero, cuando algo especial, una madera sin nombre (obviamente algo que estaba disponible localmente) fue sumergida en el agua amarga obedeciendo el mandato de Dios, el agua fue limpia de mal sabor, y vino a ser útil para salvar sus vidas. 

Esto es un retrato tan hermoso de lo que Cristo haría por nosotros 1400 años en el futuro. Aquí estamos nosotros, la humanidad, nuestro estado corrupto natural siendo lleno de amargura. Amargura, en nuestra manera occidental de pensar, generalmente es una emoción, una actitud o un estado mental; eso quiere decir que nosotros nos estamos guardando ofensas y heridas; nosotros hemos desarrollado una forma de ver la vida como injusta, y el resultado es que vemos el mundo alrededor de nosotros cínicamente y rechazamos el gozo. Pero eso típicamente no es lo que la Biblia quiere decir cuando se refiere a amargura. Más bien, bíblicamente, la amargura quiere decir lo opuesto a dulce, tanto en un sentido real y poético. Amargo quiere decir un dolor insoportable usualmente en las manos de otro, sufriendo sin esperanza de escapar la opresión…la raíz para la palabra amargo es mara, y está asociada con veneno. Los judíos de Alemania Nazi estaban amargados; ellos estaban en un estado de opresión fuera de su control. 

Amargo, como un estado negativo de existencia, es en ocasiones usado para describir la condición de los Israelitas en Egipto. Y amargo es también una condición natural de toda la humanidad; sin poder salvarnos a nosotros mismos, sin poder sacar nuestra existencia amarga, aun cuando no la reconozcamos como amarga. 

Y, ahora viene Cristo, que es colgado en un pedazo de madera, su sangre preciosa derramada, sobre todo. Pero qué atributos milagrosos tiene esa madera, esa cruz; ya que cuando esa madera Divina, la Cruz, fue sumergida dentro de nuestras vidas, nuestra amargura, y nuestra opresión, fue quitada. A menudo, cuando algo es sumergido en un líquido, ese objeto toma un carácter diferente. De hecho, la palabra griega baptizmo, de donde obtenemos nuestra palabra en inglés "bautizar", significa sumergir. Y, baptizmo es una palabra que fue tomada del oficio de teñido de telas en la era bíblica; es decir, una tela natural era bautizada en un recipiente de tinte, donde la tela adquiría las características de aquello en lo que estaba sumergida. Y así sucede con aquellos que son crucificados con Yeshúa; Su cruz de madera, inmersa en nuestras vidas amargas, transforma nuestras vidas y las hace dulces y libres de la opresión del poder del pecado. Esta es la imagen que se pretende ver en el manantial de Mara, en el desierto. 

Bueno, vamos a regresar al capítulo 17 y a la nueva necesidad de agua para Israel. Moisés les recuerda que mientras ellos pueden pensar que sus quejas son en contra de él, en realidad son en contra de Dios. Y Moisés le pregunta por qué ellos pondrían a prueba a Jehová. Recuerda nuestra lección hebrea acerca de esta palabra, prueba (o probar, o tentar en algunas versiones); y la palabra hebrea usada aquí es la misma que vimos anteriormente: nacah (naw-saw). Y la misma lleva consigo el sentido de haber sido arrastrado a la corte y haber sido puesto delante de un juez; eso es, un proceso judicial. Así que, Moisés acusa al pueblo de literalmente poner a Dios en juicio; ellos estaban poniéndose en la posición de juzgar a Dios 

Aun cuando nuevamente Dios es misericordioso. En vez de reprender a Moisés o al pueblo por su falta de fe Él simplemente da provisión. Dios le dice a Moisés que tome a las personas representantes, los ancianos, y que vayan a “la roca” en, o cerca, del Monte Horeb. Y, allí, usando la misma vara que Moisés levantó para dividir el Mar Rojo, Moisés debía golpear “la piedra”, y el agua saldría de ella, para todo el mundo. Es interesante que esta es la segunda vez que nosotros hemos encontrado a Moisés siendo ordenado a golpear algo con su vara, y ambas veces tiene que ver con agua. La primera vez fue cuando el golpeó el Rio Nilo y lo convirtió en sangre roja, haciéndolo imposible para tomar. Ahora, él va a golpear la piedra y la piedra va a producir agua potable. También noten cómo la vara de Moisés… que en realidad es la vara de autoridad de Dios puesta en las manos de Moisés… fue usada en un caso (en el Nilo) para derramar ira sobre personas que no eran de Él (los egipcios); pero en nuestro caso actual, se usaría para brindar misericordia y protección a Su propio pueblo.

Es importante que nosotros veamos este difícil atributo de Dios: que de la misma fuente (el Señor) sale ceguera y revelación; destrucción y salvación; oscuridad y luz; shalom y desesperanza. Bondad para aquellos que se someten a su Señorío, calamidad para aquellos que la rehúsan. Nosotros cometemos una terrible idolatría cuando descartamos esas características de Jehová que nos molestan, y cuando retenemos solo aquellas que nos agradan, ya que, ciertamente, el hacer eso nos hace culpable de formar nuestra propia imagen de Dios en nuestras propias mentes…y esto es la definición de idolatría. 

Ahora, yo sería negligente si yo no señalara lo que posiblemente no pudo haber sido entendido por Moisés y los ancianos: que este evento de golpear la roca es otra sombra de un evento futuro. Cristo, llamado la Roca, fue afligido al extremo que agua viva salió de ÉL para todo el pueblo de Dios. Y también vamos a recordar que cuando Yeshua, quien era Él Mismo agua viva, fue herido con la espada romana, todos los que eran testigos vieron agua física real, salir de esa herida. Este evento en Horeb, y la Crucifixión en el Calvario, estaban completamente conectados…tanto en un nivel físico como en un nivel espiritual. 

Permítanme señalar otra conexión interesante que no es inmediatamente visible en inglés, pero sí en el hebreo original: Moisés debía usar su vara en nombre de Dios, debía golpear la roca en Horeb, al igual que había golpeado el Nilo un año atrás. Recuerda en capítulos anteriores de Éxodo cuando nosotros descubrimos los 9 golpes que Dios trajo sobre Egipto que nosotros usualmente llamamos “plagas”, en hebreo era “nachah” (naw-kah). No confundan dos palabras que suenan muy similar en hebreo “nacah” (naw-saw) y “nachah”…..nacah (nawsah) quiere decir tener un juicio, mientras que nachah (nawkah) quiere decir golpear, o dar un golpe. Esta palabra nachah (queriendo decir dar) no sería usada para describir algo benigno como golpear un clavo con un martillo; más bien, lleva consigo un sentido de atacar con el propósito de causar daño, hasta matar. Viendo hacia atrás, nosotros podemos entender porque “nachah” (nawkaw) fue usada para apropiadamente describir estos dañinos golpes, que eventualmente fueron de muerte, sobre Egipto, y que comenzaron con Moisés golpeando el Rio Nilo. Así que el uso de la palabra nachaw cuando estamos describiendo el golpear la roca para que el agua brote parece estar fuera de lugar. ¿Cuál sería el punto de usar una palabra como nachah que tiene consigo un aura de malignidad y violencia, en este escenario? Y, los Rabinos han meditado por siglos en el porqué de esa palabra, nachah, el cual representa golpear con el sentido de hacer daño, sería usada con Moisés haciendo que brotara agua para que su pueblo pudiera tomar. Si no fuese por la conexión con lo que eventualmente sucedería a Nuestra Piedra, Yeshua, cuando Él fue golpeado con malicia y violencia, el uso de esa palabra hebrea aquí en Horeb estaría fuera de lugar. 

Se nos dice en el versículo 7 que el lugar donde los Israelitas se quejaron acerca de necesitar agua fue llamado Massah y Merivah: usualmente traducido “prueba” y “disputa”. Una mejor traducción de Massa sería: “tentador”; de hecho, date cuenta de que esta NO es la misma palabra que fue usada anteriormente cuando Moisés acusó al pueblo de poner a Dios en juicio; esa palabra era nacah (naw-saw) (con una n), mientras que el nombre del lugar era massah (con una m). Y, ¿por qué la palabra “tentador” es tan apropiada aquí? Porque estas personas, que habían seguido la nube por 2 meses, ahora abofetearon a Dios en la cara al preguntarle al final del versículo 7, “¿Está Jehová con nosotros o no está?” 

De repente en el versículo 8 la escena cambia y la gente se envuelve en su primera batalla con un vecino hostil. Esto, claro que, era la misma cosa que Dios había planificado que Israel evadiera en sus primeros días de su Éxodo, al insistir que tomaran la ruta del desierto, en vez de tomar la ruta directa a Canaán usando la carretera principal entre Egipto y Canaán llamada el Camino de los Filisteos. Por la razón que fuera, esta batalla con los Amalequitas era una batalla que Dios QUERÍA que Israel peleara. 

Fue un grupo de personas llamada Amalequitas que atacaron a Israel. Nosotros vamos a ver más tarde, en Deuteronomio 25, que Amalek atacó la parte de atrás de la larga fila de Israel, la cual consistía primordialmente de personas que se habían quedado atrás: los débiles y enfermos. Esto hace de lo que hizo Amalek, algo horrendo porque Israel de ninguna manera amenazó a los Amalequitas. Pero no ha de sorprendernos que fuese Amalek los primeros en atacar a Israel; ya que los Amalequitas eran los descendientes de Esaú. Así que, mientras que Amalek estaba relacionado con Israel, cómo consecuencia de la división entre los hermanos gemelos Jacob y Esaú, ellos también eran enemigos (recuerda como Jacob confabuló quitarle a su hermano la bendición de la primogenitura, y todas las riquezas y poder que iba con esa bendición…y más tarde, Jacob vino a ser llamado Israel y produjo las 12 tribus de Israel). 

En el versículo 9, Moisés instruye a Josué (el cual eventualmente vendría a ser el líder de Israel después que Moisés muriese) a seleccionar a los hombres que iban a pelear con Amalek, y luego dirigirlos en batalla. En lo que respecta a Moisés, él iba a estar parado en la montaña por encima del campo de batalla, probablemente con la vara en su mano. Junto con él, (arriba en la montaña) iría su hermano Aarón y un hombre llamado Hur. Nosotros podemos entender por qué Aarón, el profeta de Moisés, lo acompañaba a él; pero ¿quién es este señor llamado Hur? Bueno, nosotros vemos que lo vuelven a mencionar en Éxodo 24:14, y el parece ser el asistente de Aarón, aunque en las genealogías, el no parece que está relacionado por sangre con Aarón. La tradición talmúdica es que Hur era el esposo de Miriam (Miriam siendo la hermana de Moisés y Aarón). 

Bueno, la batalla comienza: Josué en el valle dirigiendo a sus hombres, Moisés, Aarón y Hur en el arriba de la montaña observando, con Moisés levantando sus manos. Usualmente se asume que él estaba aguantando su vara en la mano, pero eso no es lo que las Escrituras dicen. La suposición de que él carga la vara en sus manos viene del nombre del altar de victoria que fue construido para conmemorar esta batalla; porque el nombre del altar (Jehová nissi) implica que una bandera o una insignia o alguna clase de artefacto que simbolizaba a Israel fue usado por Moisés. Y, el versículo 11 dice que una cosa extraña ocurrió: mientras que Moisés sostenía su vara en el aire, hacia los cielos, la batalla se inclinaba en favor de Israel. Pero, tan pronto él bajaba su brazo que tenía la vara para descansar, la batalla giraba en favor de los Amalequitas. Así que, Aarón y Hur tenían a Moisés sentado en una roca y luego, un hombre a cada lado, levantando los brazos de Moisés para que la vara no se bajara al cansarse sus brazos, ni tan siquiera por un momento. Esta batalla continuó, como sucedía con las batallas en esos días, hasta la puesta del sol. Y, así los hombres de Josué derrotaron a los Amalequitas. 

Ahora, unas cuantas cosas interesantes: primero, vamos a hablar un poco sobre Josué. Josué era de la tribu de Efraín. Como podrán recordar en los últimos 3 capítulos de Génesis cuando la importancia de la tribu de Efraín fue discutida. De hecho, para poder entender los últimos tiempos en Apocalipsis, yo les ruego que estudien Efraín ya que es una llave que abre la puerta para muchos misterios Bíblicos. 

Técnicamente en el tiempo de esta batalla con Amalek, Josué todavía no era llamado “Josué”. SU nombre era Hoshea, o en español Hosea (este no es el mismo profeta Hoseas que tiene su propio libro en la Biblia). Hosea quiere decir “ayuda” o “salvación”. En algún momento después de esta batalla el nombre de Hoshea fue cambiado. Nosotros hemos visto el cambio de nombres anteriormente, ¿verdad? Abraham comenzó con Abram, queriendo decir padre de muchos. Más tarde, Dios dijo que ahora él sería llamado Abra-ham, queriendo decir padre EXALTADO. Nosotros vimos cómo el nombre de Jacob fue cambiado a Israel. Y, ahora, a Hoshea se le va a cambiar su nombre a Josué. Estos dos nombres (Josué y Hoshea) están relacionados, pero nosotros realmente no lo podemos ver a menos que sean presentados en el idioma original hebreo. Josué en hebreo es, Yehoshua; lo cual quiere decir “Yah salva” o “Dios salva” o mejor dicho “Jehová salva”. Con exactitud, en hebreo, Hoshea es Hoshua o Oshea. Así que después de la batalla con Amalek, Hoshua (Hosea) tiene la palabra “Yah” añadida como un prefijo a su nombre, para que llegue a ser Yah-Hoshua (Josué). Entonces, es fácil ver, después de esta extraña batalla en la que Moisés tiene que mantener su vara en alto hacia Dios para que Israel venza a Amalec, que el líder y vencedor de esta batalla trascendental recibiría un nombre que reflejara lo que sucedió ese día, cuando Dios los salvó de Amalec. 

Ahora, una cosa más y continuamos. Yehoshua es simplemente la forma larga para un nombre con el cual nosotros ya estamos familiarizados: Yeshua, Jesús, Jesucristo. Sí, en nuestro vocabulario moderno, Josué es el nombre con el cual Cristo nació. En hebreo, Yeshua. Nuestro Señor tenía el mismo nombre, que este hombre que ganó la batalla con Amalek. Aquí, nuevamente tenemos una conexión del Antiguo Testamento con el Nuevo Testamento. Josué, amigo de Moisés, FISICAMENTE salva a Israel a través del poder de Dios. Yeshua, Jesús Cristo, ESPIRITUALMENTE salva a Israel, y a todos los que se unen a Israel, a través del poder de Dios. En ambos casos esto fue un acto de Dios trayendo salvación. Y permítanme asegurarles que estas conexiones son reales, no forzadas. Estas conexiones están ahí para que nosotros las VEAMOS como conexiones, y no como coincidencias. Desafortunadamente, en ocasiones la conexión es invisible si no es presentada en el idioma original hebreo. 

Al final del capítulo 17, nosotros tenemos esta escalofriante instrucción de parte de Dios: EL va a bloquear completamente la memoria de Amalek debajo de los cielos. ÉL va a pelear contra Amalek generación tras generación. ¿Por qué? ¿Por qué esta última condena de Dios sobre Amalek? 

Bueno, Amalek no solo era real y tangible, siendo exactamente como se informa y haciendo exactamente lo que se informa, sino que también es un tipo. Amalek eran gentiles, y por lo tanto representa a aquellos gentiles que se oponen a Israel. Amalek fue el primer pueblo en atacar a Israel después de su redención de Egipto. Amalek representa aquella fuerza que se opone al pueblo de Dios y al plan de Dios que debe llevarse a cabo a través de Su pueblo. Esta no será la última vez que escucharemos de Amalek en la Biblia. Saúl, el primer rey de Israel, fue ordenado por Dios a destruir a Amalek como un castigo por su intento de detener el avance de Israel durante los días de Moisés como su líder… Saúl nunca logró eso. Varios siglos después, se dice que el malvado amán, famoso en el libro de Esther, era un descendiente de Amalek. Muchos árabes, hoy en día, provienen de la familia de Amalek, que es la tribu de Esaú. Los jordanos, por ejemplo, son un pueblo cuyos antepasados son una mezcla de Ismael y Esaú.

Moisés luego construye un altar. Esto era una acción típica de la gente en esos días como reacción a un evento importante. Este altar fue un monumento y un marcador para conmemorar la batalla de Israel, y de Dios, en contra de Amalek. El altar fue nombrado Yehoveh Nissi: Jehová es mi bandera. 

Al concluir este capítulo, permíteme mencionar algo brevemente acerca de la vara de Moisés y como se es referida aquí como la “bandera” de Dios. Hay un Principio fundamental de Dios siendo establecido aquí, y es este: cuando nosotros entregamos nuestra vara a Dios, cuando nosotros soltamos el agarre y se lo damos a Dios, eso llega a ser la vara de Dios en Su mano. Entiende, que en tiempos de la antigüedad, la vara, era un símbolo de autoridad. La vara de Moisés, en términos humanos, era símbolo de la autoridad de Moisés. Pero, al alzar su vara al cielo, la Biblia llama a este acto “levantando una bandera”, esto es simbólico a entregar su autoridad a Dios, por medio del cual Dios va hacer algo milagroso: la vara de Moisés se convierte en la vara de Dios. 

Este es el secreto de la vida cristiana. Mientras nos aferramos fuertemente a nuestra autoridad personal y Señorío sobre nuestras vidas, entonces nosotros somos simplemente inservibles para Dios. Y, no hay absolutamente ningún poder en nuestra propia autoridad. El más fuerte, más poderoso, más adinerado de nosotros ultimadamente tiene solo nuestras habilidades humanas personales para depender. Pero, al entregarle esa autoridad a Dios, Él lo llena con Su poder. La vara de Moisés, bajo la autoridad de Moisés era solo un pedazo muerto de madera, aun cuando parecía para él una herramienta indispensable para su oficio como pastor, y símbolo necesario de autoridad para Israel. Pero esa misma vara, bajo la autoridad de Dios, pudo dividir el Mar Rojo, convertir el Nilo en sangre, y derrotar al enemigo en la batalla. 

Este principio en ocasiones es expresado en la Cristiandad Evangélica como cediendo o rindiéndote a Dios. Nosotros vemos este principio siendo desarrollado aquí en Éxodo, con Moisés. 

LEER ÉXODO CAPÍTULO 18 

Hace tiempo atrás fue reconocido por los eruditos de la antigüedad que este capítulo está fuera de orden cronológico. La mención de las Leyes de Dios, de un Altar, y de Moisés enseñando las reglas de Dios a las personas y después juzgando a las personas de acuerdo con esas reglas solamente pudo haber ocurrido después que la Ley fue dada en el Monte Sinaí. 

Al comienzo del capítulo 18, vemos que el suegro de Moisés vuelve aparecer. Yitro, Jethro, el sacerdote de Madián, había escuchado todo acerca de lo que respecta a Israel, y vino a saludar a Moisés. Como nosotros hemos discutido, las noticias en aquellos días se regaban rápido; la gente en otras naciones sabía lo que estaba sucediendo en otras regiones. Y, puedes estar seguro de que había MUCHAS regiones y naciones que estaban preguntándose a sí mismo hacia donde esta muchedumbre de 3 millones de personas iba a llegar. 

Este es otro de los muchos capítulos de Éxodo, que por razones desconocidas para mí (no obstante, yo tengo mis sospechas), los traductores de la Biblia consistentemente escogieron usar la palabra “Dios” o “Señor” cuando la palabra “Jehová” aparecía. Así que, cuando nosotros miramos los textos del idioma original lo que nosotros vemos es que Yitro SABÍA el nombre del Dios de los hebreos, y nosotros podemos de forma segura asumir que las mismas personas y naciones quienes sabían del suceso en Egipto con respecto a Israel TAMBIÉN sabían el nombre del Dios de Israel….Jehová. En esa era, saber el nombre del Dios era considerado de vital importancia porque la superstición era que, si tus sabías el NOMBRE del dios que señoreaba sobre alguna área de responsabilidad como el tiempo, o la fertilidad, o la prosperidad, o la batalla, entonces con solo invocar el nombre de ese dios, ese dios TENÍA que hacer lo que le pedias. 

Uno de los propósitos de Yitro en venir a encontrarse con Moisés era traer a Tzippora, la esposa de Moisés más los dos hijos de Moisés. Dice, en el versículo 2, que ella había sido enviada a su casa. Eso va muy bien con la tradición con respecto a que Tzippora era una verdadera instigadora. Ella creaba tanto problema para Moisés que cuando Moisés estaba de camino de Madián para Egipto para confrontar al Faraón, ella llegó a ser tan contenciosa que él la envió a su casa. ¿Alguien sabe lo que el nombre de Tzippora quiere decir? Bueno, primero vamos a recordar que es un nombre Beduino…y quiere decir “pájaro”….del cual ella no era nada. Y, de hecho, ese nombre todavía está en uso hoy en día. Es de opinión general que el episodio donde Tzippora públicamente confronta a Moisés acerca de no haber circuncidado a sus hijos, y Dios está enfadado con Moisés hasta el punto de amenazar su vida por este olvido, fue lo que llevó a Moisés a enviar a Tzippora y a sus hijos de regreso a su casa con Yitro, su padre. 

Ahora, el versículo 5 dice que Moisés estaba en “la montaña de Dios” cuando Yitro se presentó. Esto es bastante interesante, porque es otra evidencia que esta historia en Éxodo está un poco fuera de orden, porque nosotros no escuchamos de los refugiados de Éxodo moviéndose y acampando a los pies del Monte Sinaí hasta el próximo capítulo. Yo les había advertido la semana pasada que la Torá no siempre está en perfecto orden cronológico, y este es uno de esos ejemplos. Pero, esto también está en línea con el incidente de golpear la piedra para que pudiesen obtener agua; porque dice que esta piedra estaba en la cadena montañosa de Horeb, el cual es la cordillera donde el Monte Sinaí, la montaña de Dios, está ubicado. Yo creo que también revela que Yitro sabía exactamente donde esta montaña de Dios se encontraba. El sabía esto porque, a) estaba muy cerca de su propio país natal Madián, y b) porque allí aparentemente había habido alguna clase de conexión entre Moisés y Yitro, como lo dice el versículo 6, y c) porque probablemente Moisés lo había llevado allí algunos años antes, o al menos, le había hecho exactamente a Yitro donde quedaba el lugar. 

Es muy probable que la Montaña de Dios estaba a un par de días de viaje del hogar de Yitro, y por lo tanto ubica el Monte Sinaí en el lugar donde el apóstol Pablo decía que estaba: en Arabia…o mejor dicho…en la Península de Arabia. Vamos a recordar que la montaña de Dios donde Moisés estaba dirigiendo a los Israelitas era el mismo lugar donde Moisés había tenido un encuentro con Dios en la zarza ardiente. Y, en ese momento del incidente de la zarza ardiente, Moisés estaba viviendo con su suegro, en la tierra de Madián. 

Dice que Moisés corrió a encontrarse con su suegro y se postró delante de él. Esto era una señal tradicional de respeto que se le daba a la cabeza de la familia, el cual era Yitro. . 

Seguramente sería divertido el haber podido escuchar la conversación de Moisés con sus hijos y escuchar las historias de lo que había sucedido en sus vidas durante su ausencia. Y, sin duda, me gustaría saber QUÉ Tzipora se presentó: ¿la que se había calmado un poco, quizás arrepentida y extrañando a su esposo, o la que le echó en cara que hubiera ido en primer lugar y que luego estuvo ausente demasiado tiempo? Y, por supuesto, escuchar a Moisés relatar milagro tras milagro, impresionantes maravillas que Jehová había realizado para salvar a Israel y reducir a Egipto a la devastación. Luego, indudablemente, relatando a Yitro los problemas interminables de lidiar con esta enorme población de personas que nunca estaban satisfechas, ingratas, que no perdían la oportunidad de decirle a Moisés exactamente qué estaba haciendo mal.

Ahora, en los versículos 9 al 12, muchos estudiosos piensan que nosotros tenemos aquí un recuento de una conversión de un gentil a la religión de los hebreos. Y, si, Yitro era un gentil, No un Israelita. Y, aunque él es llamado un sacerdote él no era un sacerdote de Jehová, sino que, de alguna otra religión, y otro sistema de dioses. Nosotros no solo tenemos que asumir que: la ÚNICA tribu sacerdotal de Israel era los Levitas, con el Levita Aarón funcionando como el Sumo Sacerdote. Y, no hay indicación en ningún sitio que Yitro posiblemente pudo haber sido un miembro de Israel, o menos un Levita, así que para poder ofrecer un sacrificio en el altar de Israel él hubiese tenido que confesar lealtad a Israel y al Dios de Israel. 

Nosotros obtenemos un vistazo importante a la mente de las personas de esa era, ya que Yitro ha escuchado las historias en lo que respecta al poder del dios hebreo confirmado por Moisés; y en el versículo 11 Yitro confiesa que Jehová es más grande que los otros dioses. Y, él le da seguimiento a eso, haciendo un sacrificio a Jehová, en presencia de Moisés y Aarón y todos los ancianos de Israel, y lo termina con una cena. Esta era la manera común de hacer un pacto, un B’rit. En Génesis nosotros discutimos profundamente como los pactos son cortados. Y, aquí nosotros vemos que lo que Yitro hizo fue hacer un pacto delante de Dios, probablemente declarando su alianza con Jehová, y por lo tanto a Israel. Ahora, ¿será que el renunció a sus otros dioses? ¿Acaso él ahora se adhirió a un ideal monoteísta…que es, que solo hay un dios y su nombre es Jehová? Probablemente no. El simplemente reconoció que Jehová era el dios de los hebreos, y…el dios principal… lo cual hubiese estado bien con Israel, ya que en general así era como Jehová también era visto (como solo el dios más grande entre muchos otros dioses). 

Permítanme señalar algo que para ustedes va a llegar a ser más visible después que hayamos terminado Éxodo y el estudio del libro de Levítico: el versículo 12 (casi universalmente) en las traducciones al inglés dice que Yitro trajo una ofrenda de holocausto y sacrificio para Dios. Lo que dice en el idioma original es que Yitro trajo un ‘Olah y un Zevah para Jehová. El ‘Olah era una clase especifica de sacrificio, al igual que el Zavah. Y, claro que, nosotros vemos que Yitro no trajo exclusivamente esos dos sacrificios hebreos, cada uno con su propio significado (el cual, por cierto, fueron solo ordenados en la Ley en el Monte Sinaí) a algún dios en general; estos sacrificios eran (tal como dice en hebreo) para el Dios llamado Jehová. 

Vamos a parar aquí y continuamos con el resto del capítulo 18 la semana que viene.