8th of Kislev, 5785 | ח׳ בְּכִסְלֵו תשפ״ה

QR Code
Download App
iOS & Android
Home » Romanos Lección 7, Capítulo 2 continuación

Romanos Lección 7, Capítulo 2 continuación

EL LIBRO DE LOS ROMANOS

Lección 7, Capítulo 2 Continuación

Ponte tu sombrero de pensar hoy, ya que va a ser un reto. ¡Las cosas que a menudo se pasan por alto en el libro de Romanos hoy las vamos a atacar con gusto! En Romanos capítulo 2 el papel de la Ley (o como la versión en inglés CJB prefiere decir, la Torá) toma para los creyentes gentiles y judíos un lugar prominente en la narrativa. Tomaremos esto lentamente porque el tema tiene enormes implicaciones para el judeocristianismo. También vamos a pasar algún tiempo examinando los términos comunes que encontramos dentro del cristianismo, pero esos términos a menudo no están definidos. Aquí es donde tu estudio y conocimiento de la Torá, y esperemos que tu estudio del Libro de los Hechos con nosotros dará sus frutos generosamente.

El tema se hace aún más complejo debido a la terminología que Pablo emplea; y desafortunadamente nosotros tenemos el problema añadido de que Pablo necesariamente usa el griego para transmitir sus pensamientos hebreos. Y para los hablantes de español del Siglo XXI, otro desafío es que pasemos por otra capa de traducción del griego al inglés y al español; el pensamiento hebreo se convirtió al griego, y luego el griego se convirtió al inglés.  El paso número uno para los alumnos de la Biblia es reconocer que hay desafíos debido a cuestiones de traducción y que importan cuando intentamos entender la Sagrada Escritura. Es cuando negamos estas cuestiones que se crea una doctrina pobre. El paso número dos es darse cuenta de que no se necesita un doctorado para entender los problemas que exploraremos y encontraremos una solución comprensible. La Biblia no fue creada por o para académicos y teólogos, la misma fue creada para que la gente promedio escuchara, leyera y entendiera. Es solo que la distancia del lenguaje, la cultura y un par de miles de años de historia nos pone en desventaja, así que tenemos que trabajar un poco más duro para llegar a donde Dios pretende que vayamos.

Por consiguiente, mientras que los judíos del Siglo I podrían entender mejor el contexto a lo que Pablo está llegando (incluso si no necesariamente estaban de acuerdo con sus conclusiones o su teología), los gentiles que no entienden el judaísmo se pierden irremediablemente en el espacio a menos que hayan sido cuidadosamente familiarizados con la cultura judía de la era Bíblica y el papel de Halajá (Ley judía) versus la Biblia. Si no hacemos esto bien, cuando lleguemos dentro de unas semanas, a la discusión del capítulo 7 de los romanos sobre el asunto de la Ley, la misma parecerá entre una contradicción enloquecedora y una especie de balbuceo religioso/psicópata del Siglo I. La mayoría de las denominaciones resuelven este problema eligiendo algunas frases de Pablo fuera de contexto, y luego confiando en ellas mientras ignoran sus otras frases que parecen decir exactamente lo contrario. Empezaremos a abordar algo de esto hoy y espero que sea tan interesante y revelador para ti como lo es para mí. Pero tienes que concentrarte.

Una de las cosas a buscar hoy es cómo Pablo define lo que realmente es “hacer la Ley” y “el trabajo de la Ley”. Ya que Yeshua dice en Mateo 5:17 que Él no abolió la Ley; y Él dice en Mateo 5:19 que a la medida que uno obedece la Ley se determinará el estatus de uno en el Reino de Dios, entonces lo que “hacer la Ley” equivale especialmente en los tiempos modernos debe ser de suma importancia para todo creyente.

Mateo 5:19 LBLA 19 Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos.

Así que una vez que te conviertas en miembro del Reino de los Cielos, serás instalado en algún lugar dentro de una jerarquía (según lo determinado por Dios) de menor a mayor, plenamente dependiente de cuán celosamente (o no) obedeciste la Ley de Moisés. Sin embargo, convertirse en miembro del Reino de los Cielos, irónicamente, NO depende de obedecer la Ley, es completamente una cuestión de confiar en Dios y tener fe en Yeshua como nuestro Mesías y Señor. Y sin duda la definición de Pablo de “hacer la Ley” es una sorpresa especialmente para sus oyentes judíos de la época. Así que abre tus Biblias en el Libro de los Romanos mientras continuamos con esta importante carta que se ha convertido en el punto de apoyo sobre el que se equilibra el cristianismo moderno. Si debiera o no es una cuestión de opinión.

VOLVAMOS A LEER ROMANOS CAPÍTULO 2:12 – hasta el final

Acabamos de escuchar el versículo 12 en la versión CJB (esta versión está disponible solo en inglés) pero ahora me gustaría leerlo en la Versión Reina Valera.

RV Romanos 2:12 12 Así que todos los que pecaron sin la ley, sin la ley también perecerán; y todos los que pecaron teniendo la ley, por la ley serán juzgados.    

Observe cómo la versión CBJ elige usar la palabra Torá donde la versión RV y prácticamente todas las demás versiones en español utilizan el término Ley. Ya sea que su Biblia lea “sin Ley” o “fuera del marco de la Torá” ambas frases son en realidad intentos de traducir la palabra griega anomos. Nomos significa ley, o una costumbre que se obedece regularmente; anomos significa “no ley” o “sin ley” o “en desconocimiento de la ley”. Nomos y anomos son palabras comunes en griego que se aplican a cualquier ley en la mayoría de los contextos en general. Por lo tanto, los gentiles romanos dependían del contexto de la conversación para descifrar qué significaba el término. Para los judíos, sin embargo, el término ley tenía una gama menor de significados, pero en todos los casos apuntaba hacia sus leyes religiosas que se considera que han venido (de una manera u otra) del Dios de Israel. Aún más, la forma en que los modernos tomamos el término Ley” en español tiene una serie de variables. En la Biblia, sin embargo, debemos tomar casi todos los casos de la palabra “Ley” como un término religioso. En el uso no religioso, en el mundo gentil, el término ley se utiliza de manera diferente. Por ejemplo: muy a menudo la policía o el sheriff se llama “la ley”. O decimos que alguien está “violando la ley”, y queremos decir que hay algún estatuto social, civil o penal, que un perpetrador está violando y por eso lo pensamos en un sentido legal. O podemos hablar de “la ley” como todo un sistema de normas aplicadas a través de diversas instituciones gubernamentales. Por lo tanto, es importante que recordemos que en el Libro de Romanos el Pablo hebreo está pensando en términos culturales y religiosos hebreos, y no en términos culturales gentiles romanos. Así que, especialmente cuando habla de alguien pecando sin la Ley, claramente esto nos ayuda a entender que Pablo quiere decir “Ley” en el sentido religioso hebreo de la misma. Por lo tanto, “sin ley” debe traducirse mejor “sin la Ley” porque Pablo está hablando del sistema de reglas que rigen todo el comportamiento judío dentro de la cultura judía; y en sus cartas Pablo suele llamar a esto “La Ley”.

Sin embargo, de la manera en que Pablo utiliza el término “la Ley”, y a menudo dentro de la cultura hebrea, “la Ley” no es un término preciso o técnico; el mismo es general. En tiempos de antigüedad del AT “la Ley” significaba estrictamente la Ley de Moisés (la Torá), recibida en el Monte Sinaí. Pero en la época de Pablo, cuando la sinagoga, y no el Templo, era la institución religiosa más influyente y prevaleciente de los judíos, el término “la Ley” había adquirido un significado más amplio y en general significaba más la Ley Judía, Halajá, que era una mezcla de tradiciones artificiales, además de interpretaciones de la Ley de Moisés, además de lo que a menudo se llama Ley oral. La Ley oral es un poco diferente de la Tradición, ya que se dice entre los judíos académicos que lo que está escrito en la Ley de Moisés NO es todo lo que Moisés recibió en el Monte Sinaí. Había otras leyes (llamadas Leyes Orales) que Dios también dio a Moisés, pero por varias razones Moisés eligió NO escribirlas; más bien se les entregó de boca a boca (oralmente). Sin embargo, seguían siendo valiosas y válidas y (para los judíos) iguales en inspiración y autoridad que la Torá escrita. Entonces, para un judío, el término “la Ley” apuntaba a un gran conjunto de normas por las que vivían y que teóricamente tenían su base común basada en lo que Dios le dio a Moisés en el monte Sinaí. Y esto se debe a que la Halajá pretende ser la interpretación adecuada de lo que Dios le dio a Moisés en el Monte Sinaí, no importa cuán elaborada sea la interpretación. 

Si bien esto podría tenerte la cabeza girando, en efecto es casi exactamente cómo funciona el cristianismo hoy en día, y lo ha hecho durante siglos. Por ejemplo, los cristianos a menudo hablan de la Trinidad y cuando se les pregunta al respecto dicen que está en la Biblia. Tengo noticias para ti, no lo esta. La palabra Trinidad nunca aparece en la Biblia, AT o NT. Más bien la palabra Trinidad es en realidad el nombre dado a una doctrina de la Iglesia Romana hecha por el hombre que parece haber comenzado en el Siglo III D.C. La doctrina de la Trinidad de la iglesia surgió principalmente de una interpretación de algunas autoridades de tiempo atras de la Iglesia concernientes a este pasaje de Mateo 28:19: LBLA Mateo 28:19  Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Como te podrías imaginar no hay una doctrina única y universalmente aceptada de la Trinidad dentro del cristianismo, ya que en realidad es una doctrina hecha por el hombre y no es un pasaje directo de la Sagrada Escritura. Casi todas las denominaciones tienen su propia versión de ella y algunas denominaciones no creen en la teología de tres dioses en uno en lo absoluto. Pero el punto es que aquellos que dicen que es válido también dicen que está en la Biblia. En realidad, sin embargo, la Doctrina de la Trinidad es sólo una interpretación de un pasaje bíblico hecho por ciertas autoridades de la Iglesia; pero en el hablar y el pensamiento de los cristianos común y corrientes, la Sagrada Escritura y la Doctrina de la Trinidad son esencialmente las mismas cosas, llevando el mismo peso de autoridad. Así fue cómo funcionó en el judaísmo cuando se utilizó el término “la Ley”. Parte de lo que se dijo que comprendía “la Ley” se tomó palabra por palabra directamente de la Sagrada Escritura (la Ley de Moisés, la Torá), pero la mayoría de las veces para el tiempo de Pablo lo que fue ordenado y seguido por la sociedad judía fue lo que la Tradición artificial (Halajá) dijo que la Ley de Moisés quería decir o le llevaba hacer, o conducía.

En cualquier caso, el punto es que a menudo en la era del NT, como aquí en Romanos 2:12, el término “la Ley” tenía un sentido bastante amplio y general que no tenía la intención de hacer ninguna diferenciación académica o técnica entre la Ley de Moisés y las diversas tradiciones judías artificiales que se habían desarrollado especialmente desde el exilio babilónico;

todo fue considerado como igualmente válido y de la misma sustancia y, lo más importante, del mismo nivel de autoridad divina. Una vez más, funciona de manera muy similar a la Iglesia cristiana en lo que respecta a las doctrinas y las Escrituras.

Como se utiliza aquí en Romanos capítulo 2 lo que debemos tratar de entender es que “la Ley” era más que un conjunto de reglas religiosas para los judíos a seguir, la misma describió e inculcó toda una forma de vida. La Ley es lo que definió la identidad judía. Seguir “la Ley” fue lo que separó a los judíos de los gentiles.  Así que para un judío una persona que vivía “sin la Ley” indicaba un no judío…un gentil. No había tal cosa como un judío que vivía “sin la Ley”, o esa persona no sería considerada como judía.

Y curiosamente Pablo dice que una persona que fue criada sin la Ley (un gentil) era tan susceptible de ofender a Dios y perecer como la persona judía que se crió en una sociedad que giraba en torno a la Ley (la Ley en su sentido amplio, más que la Ley de Moisés), pero sin embargo este judío podía ofender a Dios al no obedecer la Ley.  Así que lo que Pablo está diciendo claramente es que simplemente ser judío no te inmuniza de la ira de Dios. En términos cristianos: el ser judío simplemente no te salva. Y sobre todo si violas la Ley, eso es lo principal a lo que te aferras como lo que te separa, incluso te eleva, de los gentiles.

Entonces en el versículo 13 Pablo dice algo que realmente habría molestado a los judíos de su época. Él dice que el ser alguien que escucha la Ley no hace que el oyente (un oyente judío) sea justo ante Dios. Más bien son los judíos los que HACEN la Ley los que son justos. Aquí hay unas cuantas cosas que notar. Fíjate cómo no es aquellos que “leen” la Ley, sino los que “oyen”. ¿Dónde se “oyó” la Ley en la época de Pablo? En la sinagoga. Las tradiciones se enseñaban oralmente ya que aún no habían sido escritas. Y la Sagrada Escritura, ya que hacía mucho tiempo que se había traducido al griego, era más accesible para el judío promedio de la diáspora de lo que nunca lo había sido. Pero todavía la mayoría de los judíos no poseían una Biblia.  Así que, de hecho, casi universalmente los judíos eran “oyentes” de la Ley (Tradiciones y Escrituras), pero la escucharon en la sinagoga de las bocas de los fariseos y no en el Templo. La otra cosa es que en la época de Pablo la creencia de la sociedad judía era que ser judío automáticamente te hacía justo ante Dios. Cualquier tipo de experiencia de salvación para un judío tuvo que ver con ser salvo físicamente de una mala circunstancia (por ejemplo, de ser ocupado y oprimido por Roma). El tipo de salvación que el cristianismo imagina, y que Pablo predica, se entiende en el sentido espiritual (es decir, somos salvos en el sentido de que nuestro Señor nos da vida eterna a nuestras almas). Esta es la razón por la que Pablo está explicando a estos judíos de la ciudad de Roma que el mero hecho de ser judíos no los mantiene a salvo de la ira de Dios.  Y este pensamiento habría agitado severamente a la mayoría de la comunidad judía, incluyendo algunos de los creyentes judíos.

Así que, Pablo dice, son los hacedores de la Ley quienes son juzgados justos por Dios. Y, sorprendentemente, esto se aplica al grupo que NO tiene la Ley (gentiles) así como al grupo que tiene la Ley (judíos). RV Romanos 2:14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley practican por naturaleza el contenido de la ley, aunque no tienen ley son ley para sí mismos:  

No hace falta decir que los versículos 13 y 14 parecen muy difíciles de entender y habrían molestado a la comunidad judía. Pero ahora aquí hay algo que causa gran consternación dentro de la comunidad cristiana. Se ve mejor en la versión RV. En el verso 13 leemos: RV Romanos 2:13 Porque no son los oidores de la ley los que son justos delante de Dios sino que los hacedores de la ley serán justificados. 

¿Oíste eso? Los hacedores de la Ley estarán justificados. Vamos a hacer una pausa para definir un término. En la jerga cristiana, la palabra “justificado” significa ser justo ante Dios por medio de la fe en Cristo. El cristianismo moderno, que se remonta a Lutero, enfatiza que, dado que la justificación es solo a través de la fe, entonces es imposible que las obras (físicamente haciendo algo) puedan estar involucradas. Entonces, ¿cómo funciona eso aquí cuando claramente Pablo dice que son los “hacedores de la Ley (quiénes) estarán justificados”?  Amigos, esta es una situación difícil porque si nos detenemos aquí y no vamos más lejos, entiendan que Pablo dijo literalmente que si uno hace la Ley entonces esa será su justificación ante Dios. Entonces, ¿acaso Pablo quiere decir que uno puede justificarse haciendo la Ley o por la fe en Cristo? ¿Que ciertamente hay una opción A y una opción B para la salvación? ¿O, como algunos han decidido, los judíos están justificados haciendo la Ley, pero los gentiles están justificados por la fe en Cristo? Entonces, ¿Por consiguiente Cristo no es para los judíos, sino solo para los gentiles?

Parte del problema con este versículo viene con la traducción del griego al inglés y luego al español y la determinación de los comentaristas cristianos de insertar la palabra “justificación” donde no creo que necesariamente pertenezca. Esencialmente ellos tratan de hacer de dos palabras en español “justo” y “justificación” que provienen de la MISMA palabra griega que signifique dos cosas diferentes con el fin de terminar con un resultado teológico que han predeterminado. Déjame ayudarte a superar este verdadero dilema. La realidad es que las palabras griegas que se usan en el versículo 13 para cuando este versículo dice que los meramente oidores de la ley NO serán justos ante Dios, sino que solo los hacedores de la ley serán justificados, son exactamente la misma palabra raíz en formas ligeramente diferentes y las dos veces que se usan en nuestro pasaje en realidad significan justo (no justificado). Recuerdas de una lección anterior en Romanos que la palabra raíz estándar para los justos en griego es dikaioo y cuando se utiliza aquí en el versículo 13 dikaioo se aplica tanto al oyente de la Ley que no es considerado por Dios como justo como a aquellos que están justificados por HACER la Ley. Es decir, los traductores en español suelen elegir usar las palabras justos y justificados en lugar de usar la palabra más estándar y correcta. Este es el resultado de una gran cantidad de gimnasia literaria por parte de los comentaristas Bíblicos para tratar de averiguar cómo salir del problema que por un lado los cristianos proclaman que solo podemos justificar por la fe en Jesús, pero por otro lado tenemos a Pablo diciendo sin rodeos y claramente que los hacedores de la Ley estarán justificados. Y encontramos que esto está en todas las versiones en español por lo que no es un error.

EP Sanders lidió con este enigma de una manera maravillosamente creativa. Él dice que primero necesitamos reemplazar la palabra “justificado” (un término únicamente cristiano que se utiliza dentro de la Iglesia que significa ser hecho justo a causa de Cristo), con la palabra justo. Pero dado que las palabras griegas utilizadas en el versículo 13 no son más que variaciones de dikaioo, lo que claramente significa justo, entonces es mucho más útil y apropiado para nuestra comprensión usar la palabra en español justo en vez de justificado solo porque queramos darle una connotación distintivamente cristiana. La belleza de usar la palabra justo es que no lleva consigo un contexto particularmente cristiano o judío. Al usar a los justos, entonces entendemos el verdadero significado de lo que Pablo está comunicando, es decir, que una persona es verdaderamente justa SOLO por Dios mismo tomando una acción divina sobre esa persona para llevarla a cabo. Dios descendió del cielo y justificó a esa persona. Es decir, Dios, por medio de Su propio poder único y decisión soberana, cambió a una persona que no era justa en una persona que ahora es justa ante su vista. Lo hizo justo.

Pero ahora tenemos el otro dilema con el que lidiar. ¿Acaso es cierto, entonces, que uno puede hacer la Ley para ser hecho justo O uno puede tener fe en el Mesías judío para ser hecho justo? El medio para desenredar esto es entender lo que significa esta frase de “hacer la Ley” de acuerdo con Pablo.

Pablo dijo en los versos 9 y 10: Romanos 2:9-11 LBLA Habrá tribulación y angustia sobre toda persona que hace lo malo (el judío primero, y también el griego); 10 pero gloria, honra y paz a cada uno que hace el bien (al judío primero, y también al griego). 11 Pues no hay distinción de personas delante de Dios.    

Así que la recompensa para aquellos que hacen el mal es la miseria, y la recompensa por hacer el bien es la gloria, el honor y shalom. Así, encontramos que los resultados para aquellos que “hacen lo que es bueno” son los mismos que para “los hacedores de la Ley”. Y es por eso que Pablo es capaz de decir que los gentiles que hacen lo que es bueno, pero no tienen la Ley, son igual que los judíos que tienen la Ley y hacen la Ley. Tanto los gentiles como los judíos están esencialmente haciendo la Ley porque para Pablo “hacer la Ley” es una obediencia a Dios orientada por la fe.

¿Qué significa esto para nosotros? Por favor, centre toda su atención en esto, porque si usted puede captar esto usted podrá responderse muchas preguntas.  Esto significa que Pablo está diciendo que es la Ley (la Ley de Moisés, la Torá) la que en su totalidad concretamente representa el estándar que DEBE ser cumplido si una persona espera ser hecha justa por Dios (o en terminología cristiana, si una persona espera ser justificada por Dios). Pero con esto yo NO quiero decir que la ley misma sea lo que nos hace justos. Más bien yo quiero decir que el propósito de Pablo no es mostrar cómo una persona puede ser justificada por Dios (ser justa) sino más bien cuál es el estándar de justificación. Y el estándar se establece en la Ley al mostrarnos a nosotros lo que es bueno y correcto ante los ojos de Dios, y lo que no lo es.

Déjame darte un ejemplo de lo que quiero decir. Son las pruebas olímpicas y tú eres un saltador con vara. Pero las reglas dicen que no es simplemente un problema de quien salta más alto en las pruebas el que consigue un viaje a los Juegos Olímpicos, más bien es que el Comité Olímpico ha establecido una altura particular como norma y debe cumplirse o superarse si un saltador de vara va a clasificar para los Juegos Olímpicos. Si el estándar de altura es de 17 pies, y el mejor saltador de vara presente en las pruebas solo salta 16’11”, entonces nadie puede ir porque nadie cumplió con el estándar. Pero aún más, el Comité Olímpico no te dice CÓMO llegar a ese estándar. Lo único que ellos han hecho es establecer la altura estándar que se debe cumplir, junto con ciertas reglas como límites para lo que pretenda llegar allí.  Y Pablo dice que la Ley establece el estándar para estar bien con Dios. ¿Cómo puedes cumplir con ese estándar? Ese es un tema diferente. Pero, ya sean judíos o gentiles, ya sea que tengan la Ley de Moisés como guía moral o tengan la ley natural que todos los seres humanos tienen como su única guía moral, la norma para ser justos es la misma.

Pero si la Ley es el estándar, ¿cómo pueden las personas que no tienen la Ley (gentiles) saber siquiera cuál es el estándar?  Pablo responde a esa pregunta en el versículo 15 (volveremos a la CJB). Romanos 2:15 CJB 15 (Yo traduje lo que la versión de la CJB en inglés dice para beneficio de la explicación) Porque sus vidas muestran que la conducta que dicta la Torá está escrita en sus corazones. Sus conciencias también dan testimonio de esto, porque sus pensamientos contradictorios a veces los acusan y a veces los defienden. Aun cuando la versión en inglés CJB captura muy bien el significado general de este versículo, también quiero que escuchen este mismo versículo en una versión diferente, la LBLA, porque es un poco más literal para el griego. LBLA Romanos 2:15 15 Ellos muestran la obra de la ley escrita en su corazón, mientras que su conciencia concuerda en su testimonio; y sus razonamientos se acusan o se excusan unos a otros.

Un par de cosas para ver aquí. Primero, Pablo dice que las vidas de aquellos gentiles que naturalmente no tienen la Ley de Moisés como guía, demuestran sin embargo que la OBRA de la Ley está escrita en sus corazones. Dado que para un cristiano una obra es una acción física, ¿cómo se puede escribir una acción física en nuestro corazón? Tenga en cuenta que Pablo no está hablando de la ley natural en este caso; más bien todavía está hablando de la Ley de Moisés. Y el punto que está haciendo es que hay creyentes gentiles que no tienen conocimiento de la Ley de Moisés y, sin embargo, irónicamente, naturalmente hacen los requisitos de la Ley. Tienen en lo más profundo de ellos una sensibilidad moral natural que refleja la voluntad y las normas de Dios que uno esperaría encontrar en los judíos que tienen la Ley de Moisés como su guía.

Pero, en segundo lugar, pero para poner más énfasis, este versículo no dice que “la ley está escrita en sus corazones”; dice que la “obra” de la ley está escrita en sus corazones. Aquí hay otro versículo que da a los comentaristas Bíblicos cristianos molestia debido a esta reacción alérgica a cualquier cosa que un creyente pueda hacer que incluso se parezca mucho a “una obra”. Y esto es especialmente así cuando Pablo dice claramente, “la obra de la Ley está escrita en sus corazones”. Aquí está la cosa, una vez más es la traducción al español del inglés, del griego, y el no entender el pensamiento hebreo, lo que se interpone en nuestro camino y puede darnos una comprensión equivocada.

En este versículo, la palabra en español “obra” (obra de la Ley) es lo que normalmente se utiliza para traducir la palabra griega ergon. Y aunque “obra” no es necesariamente incorrecto, sin falta nosotros tomamos la palabra “obra” para significar algo así como “labores” u “obras”. El mismo tiene que ver con nuestro esfuerzo o trabajo excesivo. Pero ergon tiene un sentido un poco diferente en este contexto. Se inclina más hacia el significado del negocio de algo; lo que se supone que cierta cosa debe de lograr. Nosotros podríamos decir que el trabajo de la Constitución de los Estados Unidos es traer justicia equitativa para todos. O, por ejemplo, hay un viejo dicho en ingles que dice que un negocio no debe distraerse con otros asuntos que al final no contribuyen a lo que el propósito del negocio realmente es. Por consiguiente, en la manera de hablar en español del Siglo XXI, en lugar de usar la palabra “obra” que nos hace pensar que esto está hablando de obras, una mejor traducción sería: “Ellos muestran que el negocio de la Ley está escrito en sus corazones…” En otras palabras, Pablo dice que lo que la Ley fue creada para lograr…el negocio de la Ley…de lo que la Ley verdaderamente trata…está escrito en el corazón de estos gentiles a pesar de que no tienen la ley física de Moisés para guiarlos. El propósito y el estándar de la Ley es lo que se revela al corazón de estos gentiles, aunque los detalles de la Ley no están.

Yo he usado el término corazón muchas veces ahora, pero quiero recordarles que solo lo estoy usando de la manera en que la Biblia literalmente lo usa. Pero aun cuando hoy en día nosotros hablamos del corazón metafóricamente como la sede de nuestras emociones eso no es lo que significa en la Biblia. El Diccionario de Imágenes Bíblicas dice esto sobre el uso de la palabra corazón en la Biblia: “Hoy en día nosotros asociamos el pensamiento y la memoria con el cerebro, pero en el modismo de la Biblia, el pensamiento es una función del corazón”. Por lo que el corazón en la Biblia se refiere a nuestros pensamientos, no a cómo nos sentimos.

 La mejor palabra para nuestro vocabulario moderno en lugar de corazón es mente. Cada vez que veamos la palabra corazón en la Biblia, necesitamos insertar la palabra mente, de acuerdo con lo que las palabras corazón y mente significan en español hoy en día en comparación con lo que la palabra corazón significaba en la antigüedad. Bíblicamente, el corazón no se trata de actuar emocionalmente, no se trata de sentimientos. Bíblicamente, el corazón se trata de pensar, recordar, calcular y tomar decisiones y juicios morales. Así que de lo que NO se está hablando es de algún tipo de actividad etérea o impulso emocional inexplicable que un gentil no puede rastrear en cuanto a porqué toma las decisiones morales que hace. Más bien es que Pablo dice que el estándar de la Ley ha sido escrito en el pensamiento y en la parte racional de un ser humano, su mente, y es por eso por lo que está tomando las buenas decisiones morales que toma. Y es Dios quien lo puso allí.

Permítanme hacer una pausa para hacer este punto: Pablo está diciendo todo esto con el fin de llevarnos a algo. Pablo simplemente está sentando las bases de su caso de una manera ordenada. Y lo que está haciendo es poner a judíos y gentiles en igualdad de condiciones, y explicar que los judíos no son tan privilegiados, que su herencia judía de alguna manera los exime de la ira de Dios en el día del juicio. Pero tampoco los gentiles son automáticamente malvados (simplemente porque no son judíos), y que debido a que no saben nada acerca de la Ley de Moisés no significa que sean automáticamente condenados a la ira de Dios en el día del juicio. Y finalmente, después de hacer todos estos puntos, declara que lo que está diciendo está de acuerdo con el Evangelio de Cristo.

¡Por última vez en esta lección, les recordaré que toda esta carta que está escribiendo (el Libro de los Romanos) está dirigida a los creyentes y no a todos los romanos o a todos los seres humanos en general! Él está hablando con los creyentes sobre gentiles creyentes y judíos, pero se dirige a cada grupo dentro de su propio contexto social (la ley natural y hacer el bien por los gentiles, la Ley de Moisés y obedecer la Ley para los judíos).  Pero luego termina diciendo que ambos equivalen a lo mismo. Y es que “hacer la Ley” es en realidad obediencia a Dios, basada en la fe y la confianza. Y que “hacer la Ley” en ese sentido es por lo tanto una necesidad para que tanto los gentiles como los judíos eviten la ira de Dios en el juicio.

A partir del versículo 17 él continúa su diatriba y apunta a lo que los judíos valoran tanto. De hecho, la palabra en sí misma a la que Pablo apunta, la circuncisión, es un término que los judíos de su época realmente se llamaban a sí mismos: los circuncidados. Por consiguiente, los judíos se llamaban a sí mismos los circuncidados, y los llamados gentiles los no circuncidados. Así que tan confuso como los siguientes versículos podrían sonar a gentiles y angloparlantes, Pablo no estaba haciendo más que usar el vernáculo judío común de su época.

Y, nosotros terminaremos Romanos capítulo 2 y empezaremos en Romanos capítulo 3 la próxima semana.